Hace 12 años, después obtener un resultado positivo en una prueba de embarazo, sentí una mezcla de emociones extrañas: miedo e incertidumbre ante lo que podría suceder. Pero también, en ese momento, comenzó a florecer el amor más hermoso que una persona puede experimentar: el amor de madre.

Rápidamente, tuve que acudir al control médico, ya que presenté sangrado en las primeras semanas y se me recomendó absoluto reposo por amenaza de aborto. Gracias a Dios, a la doctora y al tratamiento recibido, mi niña fue madurando en mi vientre, y poco tiempo después la amenaza desapareció.

Mi hija

Mi niña nació sana en una familia que la deseaba y la ama. Cada etapa de su vida la viví, celebré y disfruté a su lado: su primera vacuna, su primer diente, sus primeros pasos y sus primeras palabras.

Recuerdo el primer día en el preescolar y su promoción, también el primer día en la escuela, una mucho más grande. Yo solo quería quedarme con ella para asegurarme de que todo estuviera bien. Afortunadamente, ella no lloró, y yo tuve que regresar a casa, no dejaba de ver el reloj para regresar a la escuela por ella. A ella le encantaba ir mientras mi mañana eran de angustia. Después llegó la pandemia y tuve que encargarme de gran parte de su educación.

Mi hija

Conmigo aprendió a leer, escribir, sumar y restar mientras todo volvía a la normalidad. Pronto retomamos nuestra vida habitual y nuevamente tuve que acostumbrarme a que ella debía ir a la escuela.

Con el tiempo, surgieron cambios en mi vida y tuve la oportunidad de trabajar en una excelente escuela. Por supuesto, no dudé en inscribir a mi hija allí. Sin embargo, el tiempo ha pasado, ella ha crecido y aprendido mucho. Dentro de poco le tocará decir adiós a la etapa de primaria y yo me siento muy orgullosa, pero también con el corazón apretado. Ahora pasa a otra etapa y me tocará separarme de ella de alguna forma.

Mi hija

A medida que mi niña se prepara para dar este paso, me doy cuenta de que cada etapa de su vida ha sido un hermoso regalo y que la maternidad es un viaje lleno de retos, pero también de aprendizajes y alegrías.

Aunque me duele pensar que mi niña ya creció , y sé que este es el momento para que ella descubra el mundo por sí misma. Confío en que las enseñanzas y valores que le he transmitido la guiarán en su nueva etapa.

Soy una mamá orgullosa y que está emocionada por su hija 🥰 y que reconozco que a veces me paso de protectora.

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Todas las fotos son de mi propiedad, tomadas con mi teléfono redmi note 13 pro, y del paquete de grado en Zulia Venezuela.

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