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A las 9:35 de la mañana del día 28 de julio de 1962, se presentó en esta Jefatura Policial la ciudadana Lissa De Vries, quien manifestó ser el ama de llaves del reconocido pintor Olivier Van den Berg, con el propósito de denunciar que hoy, cuando llegó temprano, como es costumbre suya, a cumplir con su trabajo en casa de su patrón, encontró la puerta principal abierta de par en par, lo cual le resultó muy extraño; una vez que estuvo en el interior de la edificación, notó bastante alarmada que el señor Van den Berg no se encontraba como siempre laborando en su taller.

De acuerdo con la declaración de la denunciante, después de buscar por toda la casa a su empleador sin que lo encontrase, se dio cuenta además de que faltaba el cuadro que había culminado hacía dos semanas, al que le había puesto el título de La educación de los niños de Clodoveo; recordaba ese nombre porque el artista le había comentado muy satisfecho, el día anterior precisamente, que debía enviarlo el próximo mes a un museo en la ciudad de París. Aparte de la mencionada obra, nada más parecía faltar en el recinto y resultaba inexplicable que un hombre tan cuidadoso con sus creaciones saliese sin tomar la precaución de dejar cerrada la casa.

Dos agentes de la ley, fueron enviados a la residencia del señor Van den Berg solo para que realizaran una rutinaria inspección, ya que se debía esperar, al menos, 48 horas para declararlo formalmente como desaparecido. No encontraron en la escena ninguna pista que les permitiera elucubrar cualquier conjetura sobre la ausencia del eminente pintor, por lo tanto, procedieron a retirarse, no sin antes notificarle al ama de llaves que avisara de inmediato a la policía si su patrón aparecía.

A las 5:13 de la tarde de este mismo día, el pescador Boris Visser encontró en la parte rocosa del muelle de este pueblo el cadáver de un hombre de aproximadamente 45 años, bien vestido y con una boina azul oscuro en la cabeza. El detective perteneciente a este cuerpo policial, Teniente Daan Jansen, junto al médico forense del hospital público, se trasladaron de inmediato al sitio y comprobaron que, tal como sospechábamos, se trataba del artista Olivier Van den Berg.

Presentaba dos golpes contundentes en el cráneo que le causaron la muerte y evidentes signos de tortura en el tronco y las extremidades superiores. En el bolsillo de su camisa, hallaron un papel, escrito con letras muy toscas, pero con una correctísima ortografía, que contenía el mensaje siguiente: Somos los hijos de Clodoveo, del gran Ferdinan Clodoveo. Tomamos venganza porque nuestro noble y santo padre jamás se dedicó a enseñarnos tanta violencia; eso lo aprendimos siendo mayores de edad por los intrincados caminos de la vida.

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Invito al amigo @teukuipul87 a participar en esta edición de Arte y escritura.