Mientras hablábamos en terapia, vi una mariposa entrar por la ventana. Le dije. El anoto algo en su libreta.
-¿Cuantas son? pregunto.
-Una
Sonrió y siguió hablando, al terminar me subió la tarifa. Yo aun veo la mariposa en cada consulta. El no la ve, solo ve mis dólares.

A mi hermana le encantaban las mariposas. Desde que partió, una amarilla siempre se posa en su tumba, justo encima de la flores que le llevamos, se queda unos minutos, luego se va, y yo se que es ella.

Cuando era niña, mi abuela decía que una mariposa negra anunciaba la muerte. Una noche entro una en su cuarto, justamente cuando ella ya estaba lista para dormir. Al día siguiente, mi abuela no despertaba y la mariposa estaba encima de ella.