Muy buenas noches mis estimados amigos lectores. Hoy escribo sobre Jung y una de las aristas fundamentales que sirvió de origen a todo el constructo de su teoría psicoanalítica.

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Carl Gustav Jung sin duda ha sido uno de los psicólogos más influyentes del siglo pasado. Nacido en Kesswil, Suiza. Desde niño fue solitario y retraído lo que, inclusive, le impidió una relación más cercana con sus hermanos. Además, siempre fue muy cercano a la naturaleza.

Teniendo una imaginación extraordinaria, le gustaba realizar juegos de asociaciones con una fuerte tendencia simbólica. Incluso, durante el sueño experimentaba historias muy vívidas que posteriormente se dedicaba a analizar.

Luego la historia demostró que esta tendencia a las experiencias oníricas fue una de las bases importantes para el desarrollo de su teoría psicoanalítica. Jung fue un férreo estudioso de diferentes culturas que ahora resultan algo oscuras para el hombre de este siglo.

El taoísmo y la alquimia fueron dos disciplinas principales a las cuales le dedicó tiempo. Existe un texto de nombre El secreto de la flor de oro, donde Jung revela una comentario que posteriormente algunos estudiosos consideraron que estaba el origen de su teoría sobre la mente humana. Tal fue la certeza y la vinculación con sus trabajos posteriores que fue comparada con una piedra filosofal del alma humana; pero desde la psicología.

El juego que se crea entre esta filosofía y la posición junguiana sobre la psique es contradictorio: es un no- hacer. Al igual que lo expuso Pascal, una de las acciones más difíciles para el ser humano es no hacer nada, no interferir. Dejar a la naturaleza que siga su curso y que sea su fuerza autorreguladora la que incida en la persona.

Claramente este constructo que se crea para llegar a una explicación-posición sobre el hombre y su pensamiento, también se localiza en el wu wei taoísta. Así mismo, es del dominio teológico del alemán Meister Eckhar, quien sostenía que la voluntad, al ser anulada, tomaba el mando la divinidad y la creación.

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Jung pudo comprender, según el teólogo Matthew Fox, el significado que Eckhart acentuó en referencia a la emancipación dentro de un contexto psicológico. En el párrafo que sigue a continuación, de Jung, expone los indicios de su técnica: cuando se activa la imaginación para desvelar del inconsciente la sustancia primaria que los psicólogos, cual alquimistas, pueden extraer al aquí y ahora.

¿Qué hicieron estas personas para hacer posible el desarrollo que las liberó? En tanto lo que puedo ver, no hicieron nada (wu wei) sino que sólo dejaron que las cosas sucedieran. Como el maestro Lü-tsu enseña en el texto, la luz circula conforme a su propia ley si uno no abandona su propia vocación. El arte de dejar que las cosas sucedan, la acción a través de la no-acción, dejar ir el propio yo, como lo enseña Eckhart, fue para mí la llave que abrió la puerta hacia el sendero. Debemos dejar que las cosas sucedan en la psique. Para nosotros, esto es de hecho un arte del cual casi nadie conoce nada. La conciencia siempre está interfiriendo, ayudando, corrigiendo y negando, nunca dejando que el proceso psíquico fluya en paz...
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Esta es la forma en la Jung nos señala, de la manera más simple, cuál es la llave maestra que abre el acertijo de la mente humana. Así, a partir del misterio de la filosofía de Lao-Tse, hasta la magistral conclusión intuitiva y racional que representa la obra de Jung.

El sabio busca no-hacer y deja que los acontecimientos sigan su destino natural. _ Tao Te King _ dice, no intervengas, deja fluir. Para lograr esto es indispensable tener una comprensión clara de la realidad, confianza en la naturaleza, conocer los mecanismos de la psique humana, del cosmos, del universo…

La tranquilidad y la calma son las que dan la certeza de ese conocimiento y la posibilidad de contemplar en forma desapegada los acontecimientos. No es algo de fácil aprendizaje y aprehensión; pero a la vez es sencillo porque se trata de volvernos hacia nuestra naturaleza, sin embargo nos esforzarnos sobremanera para lograrlo.

En tanto, podemos depositar nuestra confianza en las ideas sabias de Jung o Eckhart y en nuestras intuiciones. No apegarnos a lo que pasa, cejar nuestro afán por intervenir y alejarnos para que todo fluya como si la realidad tuviera esa perfección milagrosa, tan natural como el hecho de vivir.

Referencias.

Carl Gustav Jung , sobre el arte de dejar ir

Matthew , la bendición original. una nueva espiritualidad para el hombre del siglo XXI

“La sabiduría de la rendición" por Eckhart Tolle

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