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Fue una etapa muy difícil de mi vida, una que con solo recordar me abruma la tristeza. Han pasado tantos años desde entonces, aunque pareciera que fue ayer. Una dura tabla era mi cama y una manta gris, vieja y descolorida era lo único que tenía para abrigarme; éramos tan pobres que aquello representaba un lujo para mí.

La almohada, rellena con recortes de tela, servía para brindarme un poco de comodidad. A veces, durante las noches, no hacía falta dormir para soñar; podía hacerlo con los ojos abiertos mientras miraba aquel techo. A diferencia de otros niños, que quizás para esa edad soñaban con buenos juguetes, paseos felices o cosas más triviales, yo solo me imaginaba en un hogar cómodo sin importar su tamaño y un plato de comida caliente frente a mi, tal vez una sopa o algo de pollo frito; el aroma que en ocasiones se filtraba con la brisa era espectacular, me hacía saborearlo con solo olerlo.

Siempre fuimos mi madre y yo; no tuve la fortuna de crecer con mi padre, fue asesinado a los pocos días de nacer. «Si él estuviera con nosotras todo sería diferente», era una frase que continuamente ella repetía. En muchas ocasiones la escuchaba llorar desconsolada, llena de frustración.

Nunca supe qué era lo que ella hacía para traer algún bocado, solo sé que muchas veces se ausentaba para lograrlo. «No le abras la puerta a nadie», solía decirme. Nunca le pregunté a dónde iba y menos aún qué hacía, aunque hoy en día lo imagino; no la critico por ello, sé que hacía lo que podía, en sus circunstancias yo también haría lo mismo.

Nuestra suerte cambió el día que conoció a Roberto, el transportista que luego se convirtió en mi padrastro; el padre que nunca había tenido. Poco a poco, con su ayuda nuestro hogar cambió y las cosas que antes no teníamos empezaron a llegar.

¿Me preguntas qué me inspira a ayudar a los demás? ¿Y de dónde sacas toda esa bondad que tengo al ayudar? ¿Por qué me siento afectada cuando veo a niños pasar trabajo? En esa historia, mi propia historia puedes obtener la respuesta. A veces me gustaría tener más para compartir, aunque eso no es importante, pues lo mucho o mejor dicho, lo poco que tengo está a la disposición… las cosas que vivimos son aquellas que forjan nuestro carácter y esto solo es un reflejo de lo que me tocó a mí.

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Está es mi participación en el concurso de arte y escritura #159, propuesto por la amiga @solperez, para la comunidad Venezolanos Steem. Por acá les dejo el Link del Concurso Arte y escritura #159, para aquellos que estén interesados en participar. Invitó a @paholags, @gertu, @danapalooza y @emmabritt.

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