Agradecido por todo lo que ha pasado en estos últimos años

Retomo la escritura con mi puño y letra tras varios años de ausencia. No sé si alguien leerá estas palabras o si alguien las verá, pero vuelvo a escribir desde el alma de un Daniel distinto al de hace cuatro años, cuando todo era diferente a como es hoy. Nunca sabemos lo que vendrá, pero el pasado siempre permanece como un emisario divino, recordándonos a cada instante lo que hicimos bien o mal, lo que debimos o no debimos hacer, aquellas cosas que nos acompañan durante largo tiempo, hayan sido buenas o malas.

Hoy escribo desde Argentina; mañana no sé. Miro atrás y puedo ver cómo todo este tiempo ha servido para cambiar, madurar y dejar ir muchas cosas que pensé estarían conmigo para siempre. Nos aferramos a todo, pero todo siempre nos dejará, o nosotros lo dejaremos algún día.

Lo que he ganado en estos años, más que muchas posesiones, dinero o más amigos, ha sido experiencia. Experiencia en muchas cosas que estoy seguro no volveré a repetir, y otras que desearía permanecieran para siempre, como los recuerdos del nacimiento de mi pequeña hija. Los primeros meses a nuestro lado fueron muy especiales, aunque los de ahora también lo son, solo que aquellos tenían olor a novedad.

Hoy escribo desde Argentina, y pensar que hace unos años visitaba comunidades muy pobres en mi pequeña ciudad, caminando bajo el sol inclemente, escuchando las risas de pequeños niños que ya no son tan pequeños. No sé si llorar o reír, pero sé que todo ese esfuerzo ha valido la pena. Desde el recuerdo de mi triste condición, toda esta lucha ha servido de mucho: vidas alcanzadas, corazones tocados y llenos de fe y esperanza.

La verdad es que nunca imaginé caminar por tantos caminos diferentes en tan poco tiempo. Nunca pensé soltar cosas a las cuales estaba tan arraigado. Y ahora, en medio de la incertidumbre, por haber tomado tal vez decisiones apresuradas, sigo adelante esperando pacientemente esa bonanza que sople sobre esta barca que está estacionada por un breve tiempo.