La hija del boticario.
La hija del boticario: |
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[Imágen editada en fotogrid]
..."Entre el desorden de la antigua habitación en el fondo de la vieja farmacia de Varbruggen, buscaba incesantemente la lista con los nombres de las hierbas faltantes que su padre le había encargado encontrar para terminar la receta del medicamento que preparaba para tratar la peste.
Bárbara, jóven y hermosa, trabajaba junto a su padre para ayudar a solucionar los problemas de salud que acarreaba su poblado.
Personas muy pobres, humildes, dependían de la ayuda del señor Blech Aritron, el boticario de la ciudad, para tratar los problemas que les estaba ocasionando la peste, iniciada en el puerto de Villpark hace algunos meses atrás.
Bárbara, doncella pretendida por muchos nobles barones apuestos de la antigua ciudad de Varbruggen, prefería por el momento ayudar a su padre y a su pueblo con el problema de la peste, cuestión de urgencia para la población.
"No lo veo, no lo veo, no lo veo... ¡Por fin! ¡Aquí está!", exclamó la jóven al encontrar la lista que le había encargado su padre. "Romero, albahaca, menta... y algunos ramos de helechos; será mejor que me apresure a obtenerlo, antes que mi padre llegue", pensó Bárbara luego de leer la nota, y de inmediato se puso de pie y se dirigió a la puerta de la botica, cerró con llaves y se fue al área boscosa cercana, donde crecían muchas hierbas y plantas medicinales, sin saber lo que estaba ocurriendo en simultáneo con su padre, quién estaba siendo interrogado en la comisaría del pueblo.

[La hija del boticario]
"Señor Aritron, hay indicios de que todo lo que está sucediendo en la ciudad no es debido a ningún virus traído desde Villpark, hemos estado investigando y llegamos a la conclusión de que la peste que acarrea nuestro pueblo se debe a actos de brujería", dijo el comandante de la policía, el oficial Reusghor.
"¿Y eso que tiene que ver conmigo?, yo solo intento ayudar a la gente", respondió Blech.
"Tiene mucho que ver, muchísimo que ver", aclaró el comandante.
Hemos estado identificado a ciertas mujeres del pueblo, que son sospechosas de brujería, y entre las cuales se encuentran su hija, Bárbara; explicó Reusghor.
"¿Qué?, ¿Están dementes todos ustedes?, ¿De dónde sacan semejante locura?, Bárbara es una niña de 19 años, que además fue educada por nuestro obispo, no hay forma de que sea culpable de nada de esto, es una locura", exclamó Blech, muy sorprendido y furioso.
"Lo veremos, lo veremos... en estos instantes una delegación se encuentra en su búsqueda, la jóven será detenida e interrogada exhaustivamente, para que declare lo que ha hecho", sentenció el comandante de la ciudad de Varbruggen.
Blech sabía que no había forma de salir inocente en estos injustos juicios, ya que las torturas eran tan crueles que las víctimas declaraban lo que los hombres deseaban, solo para descansar unos minutos del dolor al que son sometidas.
Intentaba soltarse y escapar, pero los oficiales adjuntos le propinaron un fuerte golpe que lo desmayó al instante.

[La hija del boticario]
"Éste ramo es perfecto para el jarabe que quiere preparar mi padre, es verde y hermoso", se decía Bárbara mientras recogía las hierbas y las guardaba en su bolso.
"¡Bárbara Aritron!" Se escuchó a lo lejos, mientras se acercaban 2 hombres de la policía de la ciudad.
"Si, soy yo", respondió la jóven, un poco sorprendida y asustada.
"Acompañenos", dijeron los hombres, mientras la tomaban de los brazos.
"¿Por qué?, ¿Que he hecho?, ¿A dónde me llevan?, mi padre me está esperando", preguntaba desesperadamente la hermosa doncella.
"Su padre ya está al tanto de todo", sentenciaron los hombres, mientras la trasladaban a la comisaría.
Ya en el lugar, comenzó el interrogatorio:
"Bárbara Aritron, ¿confiesa usted que ha realizado actos de brujería para perjudicar a sus hermanos ciudadanos?" preguntó inicialmente el oficial.
"¿Qué?, ¿Están locos?, nunca he hecho nada relacionado con esas malas prácticas; soy una buena persona, trabajo con mi padre para ayudar a la población a sanar la peste que nos ataca desde las ciudades vecinas", exclamó Bárbara, muy asustada y temblorosa, prácticamente era una niña, una doncella.
"¿Y por qué está tan nerviosa?, ¿Está así porque la hemos descubierto?" Preguntó el oficial, con una sonrisa en el rostro.
"No, no han descubierto nada, soy una buena persona y ayudo a la gente; no tienen ni una sola prueba de que yo haya cometido esos actos tan malvados que ustedes dicen, no existen pruebas, porque es una calumnia de parte de ustedes", respondió la jóven, ya entre lágrimas debido a que el miedo se había apoderado de ella.
"Tenemos la más grande prueba, Bárbara" le dijo el oficial, a lo que prosiguió: "¿No ves como está la gente?, ¿No notas que las personas enferman y se tornan débiles y pálidas?, ¿No notas a las demás doncellas del pueblo?; en cambio tú, no enfermaste con el virus, y no sólo eso, sino que estás hermosa, eres hermosa, la doncella más hermosa jamás vista en Varbruggen y en los pueblos aledaños; ¿Como puede haber tanta hermosura en un pueblo plagado de peste?, eso sólo puede ser explicado de una manera", sentenció.
"No es un pecado ser bonita, oficial; siempre he sido así, no pueden condenarme solo por eso", respondió Bárbara.
"Eso lo veremos, ¡Llevénsela! y que comience el verdadero interrogatorio", finalizó el oficial de policía.
Mientras su padre estaba en una fría celda, Bárbara era cruelmente torturada, su belleza se apagaba con cada golpe, disminuía con cada tortura; su rostro se volvió pálido y triste en poco tiempo, su cuerpo no aguantaba más castigo, entonces confesó lo que los hombres querían oír; ya no lloraba, solo quería que aquello terminara y poder así descansar..."
Autor: Jesús Núñez.
La hija del boticario es una historia ficticia creada por mí, basada en la historia y el trágico final de Gobel Babelin, quién fue quemada en la hoguera junto con muchas otras personas en los juicios de Wurzburg en el siglo diecisiete. La jóven doncella fue acusada por ser la "doncella más hermosa de la ciudad"; y se convirtió así en una de las cientos de víctimas de aquel terrible suceso en Alemania.
He realizado este escrito con la finalidad de honrar a las víctimas inocentes de dichos juicios, incluyendo a Gobel; víctimas entre las cuales se encontraban doncellas, jóvenes e incluso niños de 10, 8 y hasta 5 años de edad.
Las imágenes utilizadas en este post son de mi propiedad y exclusivas para steemit, editadas mediante la aplicación fotogrid.