A Nadeesha le encantaba la fotografía de vida silvestre. Cada fin de semana, llevaba su cámara y se adentraba en el bosque cercano a su aldea. Esperaba en silencio durante horas para capturar animales en su comportamiento natural. Tiene muchísimas colecciones, como un leopardo bostezando, un ciervo bebiendo agua o un pájaro alimentando a sus polluelos.

Una mañana radiante, antes del amanecer, salió de casa. «Hoy voy a explorar un nuevo sendero. He oído que hay un lago escondido en lo profundo del bosque», le dijo a su hermano.

Esa noche no regresó. Su familia se preocupó y pidió ayuda. Un equipo de búsqueda se adentró en el bosque y la buscó por todas partes. No estaba por ningún lado, pero uno de los miembros del equipo encontró su cámara tirada cerca de un árbol viejo.

Al revisar la tarjeta de memoria de la cámara, encontraron algo extraño. Se asustaron al ver la última foto del objetivo. Había una pequeña cabaña de madera y una figura alta, semicubierta, estaba de pie en la puerta.

El equipo de búsqueda buscó por todas partes una y otra vez, pero sin éxito.

Nadeesha caminaba con mucha energía por el bosque bajo el sol radiante, se acercaba por los alrededores del lago, tenía su cámara preparada, pero su intención era también calmar su mente que desde hace mucho tiempo la tenía atormentada.

Estaba tan concentrada observando la naturaleza y tomando fotografías, que no se percató de que un perro pastor alemán se abalanzó sobre ella, justamente cuando le estaba tomando una fotografía a una cabaña.

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El perro le mordió el brazo, pero ella como pudo logró soltarse, salió corriendo, escondiéndose en un matorral, revisándose el brazo, observaba la mordedura de los dientes caninos, pero solo fue el susto, sorprendentemente no tenía una herida de gravedad.

Escuchó una voz seca detrás de ella, era el dueño del perro, le dijo: Tranquila, se te acercará más si no haces lo que te digo, él solo quiere que te acerques a la cabaña. Ella intentó correr pero el perro seguía ladrándole, de repente sintió un golpe en la cabeza, perdiendo el conocimiento.

Despertó en la cabaña con las manos atadas, con la boca tapada con una cinta adhesiva, y el pastor alemán cuidándola. El secuestrador le dijo: —Por fin te despiertas, pensé que no lo harías, lo decía mientras arreglaba la mesa, para una cena de dos personas.

Aquel hombre tenía el rostro pálido, se escondía bajo un suéter con capucha, y murmuraba cosas sin sentido. Después de la cena nos vendrán a buscar, nuestro viaje será rápido, y en la nave no hay la comida que preparé para los dos.

Él la hipnotizó para poder soltarla, ella hacía todo lo que él le pedía, cenaron tranquilos y esperaron que la nave los fuera a buscar.

A los días el equipo de búsqueda entró a la cabaña, consiguieron la pulsera de Nadeesha, pero ella no estaba.

Nadie la volvió a ver a ella, Nadie consiguió al hombre que reflejaba la imagen de la cámara.
Solo consiguieron al pastor alemán, dentro de la cabaña, pero esta vez era amigable con el equipo de búsqueda, ellos se lo llevaron y lo adoptaron, pero dieron como caso cerrado encontrar a Nadeesha.