Aniversario de la primera aplicación de la anestesia y el cambio de color de los atardeceres

Saludos cordiales, estimados parceros.

Un día como hoy 30 de septiembre, hace 179 años, por allá en el año 1846, un señor de nombre Thomas Morton, aplicó por primera vez la anestesia a un sujeto que se le estaba sacando una muela. Antes de eso se acudía a otros métodos como el de dar bebidas alcohólicas al paciente (o víctima) u otras sustancias o drogas que medio le hacían aminorar el dolor. Otra manera era atarle bien las manos y piernas al enfermo o que lo agarraran entre varias personas. Lo del chiste ese de darle un palazo en la cabeza al paciente es algo que deja de ser creíble, ya que se corre el riesgo de que no lo mate la enfermedad sino la "anestesia".

Y sin ánimos de ser un ducho en medicina, el asunto de la anestesia no es una cosa de quítame allá esas pajas, pues la anestesiología es otra especialidad de la medicina, lo que significa que la sustancia involucrada no se puede aplicar a lo mero macho puesto que es posible que mandemos al enfermo directo a la casa de mandinga y después anden diciendo por allí: fulano falleció por culpa de una mala praxis en el hospital zutano. Y a propósito de esto, lo que ya se ha hecho un tanto común son las muertes de damas a quienes les estaban haciendo las lolas o los glúteos, porque algunas se toman a pecho el lema que dice: "Sin lolas no hay paraíso".

Y pasando a un tema menos patético, el año está más cerca de acabarse y por estos lares los atardeceres ya están cobrando una coloración distinta: un tanto violeta en la altura y un poco amarillento en el horizonte, tal como se ve en el videíto anexo tomado cerca de mi casa, aquí en Ciudad Bolívar.