La venia es una solicitud formal que se hace a una institución educativa para que un familiar pueda participar en el acto de promoción haciendo entrega de la medalla, reconocimiento o diploma al estudiante.

Generalmente se hace por medio de una carta, cumpliendo algunos requisitos, por ejemplo, que sea familiar directo del estudiante, que la persona que solicita la venia tenga un mínimo de tiempo trabajando como docente, entre otras cosas.

Aunque tradicionalmente esto se hace en el ámbito universitario, se ha venido adoptando también en las promociones de bachillerato, primaria y preescolar.

Acto de promoción

Desde el inicio de este año escolar, tenía mucha ilusión de ver a mi niña en su acto de promoción de primaria y darle el certificado me llenaba de mucha emoción. Pero dos días antes, me llega una nota de voz informándome de que la directora había prohibido la venia, ya que muchos representantes del turno matutino querían pedirlo. Sin embargo, para que el reconocimiento se lo diera otra docente de la institución que no son sus familiares y no la maestra actual que los niños tenían.

No me alteré, no me molesté. Pero si me sentí un poco triste porque ya me había hecho ilusiones. Sin embargo, era el momento de mi hija y no iba a formar un escándalo por eso.

Un día antes, me encontré con la directora en los ensayos y ella solicitó hablar conmigo sobre lo que ya había escuchado anteriormente. Serenamente le dije:

Directora y profesora de mi hija

Soy familiar directo del estudiante, Soy personal docente de esta misma institución. No quiero menospreciar a la maestra de mi hija, al contrario, quiero entregar el certificado junto a ella. La directora amablemente me respondió que lo iba a consultar con la encargada del protocolo.

No recibí respuesta y ya me había hecho la idea de que no le iba a entregar el reconocimiento a mi niña. Pero ese mismo día de la promoción, la directora me dijo: "Te voy a dar la venia", así que está pendiente.

No saben lo nerviosa que me puse, pero creo que fue más por la emoción, quería llorar cuando me llamaron y luego a mi hija para hacerle entrega de su reconocimiento.

Con mi niña

En ese momento recordé esas noches sin electricidad y ella estaba chiquita, para que no tuviera miedo, me ponía a contar los números o a decir el abecedario, así fue como se lo aprendió rápido.

En primer grado todo marchaba bien hasta que a mitad del año escolar entramos en pandemia y tuve que convertirme en maestra desde casa, ella fue mi primera estudiante. Conmigo aprendió a leer, sumar y restar.

Su maestra no tenía teléfono en ese entonces, y preocupada por los estudios me tocó ver todos los días el programa televisivo "Cada Familia una escuela" y según los temas que dieran allí, adaptarlo a su nivel. Y sin saber que poco tiempo después me iban a llamar de una escuela para ejercer mi profesión.

Mi niña

Hoy por hoy estoy feliz por todo lo que ha madurado, mi niña entra a otra etapa, una etapa que me tiene nerviosa más a mí que a ella, ya que es una nueva institución y no la tendré tan cerca como estaba acostumbrada. Pero estoy feliz por sus logros y cómo va creciendo.

Aquí les comparto el vídeo donde nos llaman y que cada vez que lo veo me emociono