Comí chowmein y salsa manchuriana en el restaurante Bam-Bou

Esa noche con mis tres mejores amigas, Shenaz, Sheela y Oyea fue simplemente increíble.

Habíamos planeado una cena informal, pero al final fue una auténtica celebración gastronómica en el encantador restaurante Bam Bou.

Sus langostinos Choming fueron lo más destacado de nuestra cena: perfectamente especiados, salteados a la perfección y con la cantidad justa de salsa de soja y verduras.

No pudimos contenernos de devorar tenedor tras tenedor, compartiendo risas, historias y bocados.

La comida no solo estaba deliciosa, sino que se convirtió en parte de nuestros recuerdos.

Lo que hizo la experiencia aún más especial fue la alegría de comer juntos.

Shenaz no dejaba de elogiar el equilibrio de sabores de cada plato, mientras que Sheela, la reina de las especias de nuestro grupo, comentó que los camarones tenían el toque perfecto.

Oyea, siempre una fotógrafa gourmet, no paraba de sacar fotos antes de que empezáramos a comer.

La calidez del ambiente del restaurante y nuestra ilusión compartida hicieron que cada bocado supiera aún mejor.

Sentados a la mesa, bromeando y disfrutando de esta delicia de fusión asiática, hicieron que la noche fuera inolvidable.

Había un plato blanco rectangular con una generosa ración de fideos Choming salteados con coloridas tiras de zanahoria, repollo y cebolletas, bañados en una brillante salsa de soja que relucía bajo las cálidas luces del restaurante.

Justo al lado, había un tazón oscuro lleno de espesa salsa manchuriana, rebosante de pimiento verde vibrante, champiñones, trozos de cebolla y cubos de tofu.

La intensidad del sabor era casi visible a través del color y la consistencia de esa salsa humeante.

Una cuchara reposa dentro, lista para absorber el calor.

La combinación era divinamente picante, sabrosa e increíblemente aromática.

Los fideos estaban masticables y ligeramente crujientes en los bordes, justo como nos gustan.

La salsa manchuriana le dio el equilibrio perfecto a cada bocado, y todos nos turnamos para mezclar y combinar ambos platos.

Los sabores chispeantes y picantes nos hicieron la boca agua y nos dejaron con ganas de más.

No fue solo comida, sino una bomba de sabor reconfortante, divertida y con el sazón perfecto lo que definió nuestra velada en Bam Bou.

La atención se centra en un plato de arroz frito con huevo, perfectamente presentado.

Los largos granos de arroz basmati están ligeramente salteados, salpicados de trocitos de huevo revuelto, zanahoria finamente picada, cebollino y un sutil brillo de aceite que les da un aspecto esponjoso y delicioso.

Hay una cuchara de plata encima, lista para sumergirse en esta montaña de delicias sabrosas.

El arroz está cocinado en su punto justo, ni seco ni pegajoso, con cada grano distintivo y sabroso.

Combinamos el arroz frito con la misma deliciosa salsa manchuriana y al instante sentimos la magia.

La combinación se derretía en nuestras bocas y nos proporcionaba una reconfortante sensación de calor con cada bocado.

Los huevos tenían una textura suave y esponjosa, mientras que las verduras le aportaban un toque crujiente. Sheela declaró que era el mejor arroz frito que había probado en su vida, y todos asentimos con la cabeza, con la boca demasiado llena para hablar, pero con los ojos brillantes de aprobación.

Esto no fue solo una cena; fue una noche de risas, amistad y sabores que nos impactaron.

Fue un día genial, lleno de risas, historias y la comida más deliciosa.

Devoré cada bocado de esa comida; los camarones se robaron totalmente la atención (¡como siempre, mis favoritos!).

No hay nada como una buena comida china compartida con aún mejor compañía.

¡Qué ganas de nuestra próxima quedada gastronómica! ¡El mismo ambiente, el mismo caos, los mismos antojos!

Respetuosamente mencionado señor!

@steemchiller
@cotina