Mi día comienza muy relajado, centrándome en mi bienestar espiritual, donde aprovecho la mañana para orar y leer la Palabra de Dios, ya que esta tarde tendremos nuestro segundo viaje misionero al pueblo de San Joaquín, y necesito tener todo en orden para poder participar en este viaje misionero, donde predicaremos la Palabra de Dios en el pueblo de San Joaquín, donde tenemos una congregación y debemos ministrar a nuestros hermanos y hermanas para confirmar el espíritu y la fe de todos en Cristo.

Después de terminar mis devocionales, desayuné y luego salí con mi esposa a hacer algunas compras para la casa y para el viaje misionero, donde compartiremos algo de comida con los hermanos después del servicio.

Compramos los artículos necesarios y básicos, ya que los precios de los alimentos se han disparado debido al continuo aumento del dólar oficial.

Llegamos a casa, descansé un rato y preparé mi equipaje para el viaje misionero, ya que hoy nos quedamos en la ciudad de San Joaquín, concretamente en la granja del pastor de la iglesia, mi hermano Miguel Calvo.

Era hora de partir para el viaje misionero, y a las 5 de la tarde ya estábamos en camino. El tiempo era fresco y parecía que iba a llover, pero no lo hizo.

Partimos alegres y oramos a nuestro Dios para que nos llevara en paz al lugar donde íbamos a adorar con nuestros hermanos y hermanas.

Llegamos al lugar donde se celebraría el servicio. Los hermanos y hermanas nos esperaban alegremente, y después de saludar a todos, nos preparamos para celebrar el servicio. Los hermanos y hermanas en la fe comenzaron a llegar, ya que el campo está lleno de pequeños pueblos y las casas están algo aisladas unas de otras.

La verdad es que nos reunimos y alabamos a nuestro Dios.

Una vez finalizados los cantos espirituales, fue el turno del pastor de la iglesia, Miguel Calvo, quien pronunció el sermón, un mensaje de aliento y fe centrado en el Salmo 91, que habla de los beneficios de morar al amparo de Dios y vivir bajo su sombra.

El mensaje duró aproximadamente una hora y logró su objetivo de continuar evangelizando el pueblo de San Joaquín.

Al final del sermón, hicimos la oración final y luego nos quedamos con la mayoría de nuestros hermanos y hermanas en la fe para compartir una deliciosa cena. A las 10:30 p. m., fuimos a la granja del pastor para pasar la noche y regresar a nuestros hogares al día siguiente.