Cuentos de patrulla. Una de conciertos y alcohólicos

Últimamente me estoy acordando de muchas anécdotas profesionales...

…que nunca pensé que las recordaría con cariño después de retirarme de ese mundo, porque la profesión de policía es un mundo completamente aparte, como el militar, la manera de pensar es muy diferente al común de las personas. Y yo que de por si tengo una manera diferente de ver las cosas, pues se imaginaran.

Recuerdo que hace tiempo, estaba destacado en un puesto que quedaba cercano aun salón en el que se realizaban eventos nocturnos y conciertos, en consecuencia, siempre nos mandaban a prestar custodia y a apoyar a la seguridad interna de los eventos, para evitar que se produjeran inconvenientes.

Fuente

Me molestaban mucho los conciertos, aparte de que la música no era de mis preferidas, siempre habían inconvenientes con personas en estado de ebriedad, que cuando tenían tragos en la cabeza se creían que eran el hijo de Hércules, no podían ver un uniforme así fuera de mesonero porque ese era su objetivo.

Un día que hubo un concierto de música colombiana, nos solicitaron un apoyo porque había demasiada gente y la seguridad no se daba abasto para cubrir el evento, al que debo decir que se introdujeron ilegalmente bebidas alcohólicas y otras cosas que no puedo mencionar. Generalmente esos conciertos donde hay semejante excedente de personas, siempre acaban en trifulca.

Ese día en particular, estaba escribiendo unos reportes en la oficina del destacamento, cuando de repente escuche unos disparos, era pasada la media noche de sábado para domingo. Sali corriendo con pistola en mano hacia la puerta, avistando a dos de mis compañeros que salieron velozmente en una moto en dirección al dichoso salón. Mas atrás se fueron otros tantos en una patrulla, dándome cuenta que me habían dejado solo en el destacamento.

Fuente

Afuera había una turba enardecida a causa del consumo de alcohol, empezaron a gritar insultos contra nosotros. Siempre que lo recuerdo me imagino que si se hubieran dado cuenta que estaba solo, hubieran derribado el portón y me hubieran linchado para satisfacer su furia inducida. Sin embargo, yo con mi gran cara de tranquilidad, creo que hasta estaba sonriendo, me dirigí al portón y lo cerré como si nada estuviera pasando, quedándome atento, pero sin perder la imagen de tranquilidad que creí estar proyectando.

Mis compañeros estuvieron mas de 20 minuto por fuera, buscando no se a quien, porque el personal de seguridad del salón me decían que el pistolero estaba dentro de la turba, a pesar de llamarlos por radio no respondían. Al rato aparecieron los motorizados y por ultimo los patrulleros, la turba a pesar de seguir insultándonos, comenzaron a dispersarse.

Después que todo paso le pregunte a mis compañeros que a quien salieron a perseguir, ellos me contaron que al escuchar los disparos, la misma gente de la turba le gritaban que se habían ido calle arriba y por eso comenzaron la persecución, se dejaron llevar por la adrenalina y no pensaron en nada, solo en capturar al pistolero.

Por cosas de Dios, del destino o simple suerte, las cosas no pasaron a mayores esa noche. Lidiar con personas bajo los efectos del alcohol o de sustancias suele ser mas peligroso de lo que la gente piensa.