Borderlands 4 ya está aquí y llevo semanas disfrutando del regreso de uno de los shooters más queridos. Había muchas razones para tenerle ganas a esta entrega porque, en fin, es Borderlands y me encantan su humor, su estética y sus armas absurdas. Pero también es cierto que Gearbox no siempre ha atinado con el tono o sus villanos, así que te voy a desgranar qué tal ha salido en esta ocasión todo eso y más cosas.

Como quizás sepas, el juego se ambienta en un planeta nuevo llamado Kairos y su historia es una continuación bastante directa de Bordelas 3 con una premisa muy sencilla. Tenemos que acabar con un nuevo villano que se identifica como el Crono Guardián. La campaña se estructura en dos partes claramente diferenciadas. La primera de las cuales nos lleva a explorar las regiones principales que dividen el mapa y la segunda es un recorrido más lineal y volcado en la historia que nos lleva pues a otros sitios más interesantes.

Otro punto que queríamos comentar al hilo de esto es el tono y el humor del guion, porque los fans de Borderlands saben que en este sentido la saga ha sido un tanto dispar. Aquí Gearbox venía diciendo que han tratado de recuperar un poco la oscuridad y la crudeza que tenía el original de 2009, lo cual nos parece genial porque me pareció la entrega más desquiciada. Era un mundo así de gasolina y sangre muy del palo de Mad Max. Era un tipo de carisma muy particular y lo que nos hemos encontrado en la versión final es que hay una especie de balance a la hora de gestionar todo esto. Por un lado, es verdad que es un juego deliciosamente violento. Matar es más satisfactorio que nunca. Los enemigos tienen diseños sorprendentes, diálogos extrafalarios y animaciones que complementan muy bien sus personalidades. Es como un encontrar enemigos que son medio psicópata correteando o enganchado a alguna hélice. Otros que usan bates de béisbol para lanzarnos granadas y auténticas moles explotando en una ensalada de sangre y tripas.

¿Vale? ¿Y qué hay de los problemas y preocupaciones? Pues afortunadamente tenemos pocos, pero sí es verdad que por ejemplo el mapa nos parece muy complejo así a simple vista para lo que al final son actividades genéricas de mundos abiertos al estilo de capturar atalayas o buscar coleccionables. Y aún tenemos problemas típicos arraigados en la saga Borderlands, como es el de los personajes que te hablan durante los tiroteos, o lo típico de no poder interactuar con una parte del mapa hasta que los NPC terminan de hablarte por la radio. Y claro, también está el problema del rendimiento. El juego usa el motor Unreal Engine 5, que en términos de optimización pues sabemos que no es lo más accesible.

Borderlands 4 es un importante salto generacional para la franquicia. Jarbox ha atinado con el arte y los gráficos, el tono y el humor, la acción y la progresión, no inventa la rueda, pero al menos se asegura de que todos sus mecanismos estén lo suficientemente bien engrasados como para que quien tenga interés en el juego salga contento con él. Dependiendo de tu hardware, es posible que te cueste obtener un buen rendimiento, pero si lo consigues, aquí verás una de las mejores iteraciones de la saga.