Hoy me levanté temprano, todo un guerrero 😤, me cepillé rapidito y cuando la flojera casi me vence, dije: “naaah, hoy me la voy a jugar”. Entonces decidí hacer el mejor desayuno del planeta 🍳. El menú del campeón: pan con mantequilla y huevo 🥖🧈🍳. Porque a veces lo simple es lo más épico.

Pero justo cuando aún no había terminado de comer, mi mamá me soltó: “Amador, tienes que hacer algo”. Y yo, obvio, tuve que apurarme a engullir mi desayuno de héroe. Resulta que tenía que ponerle cemento a unos huecos en la orilla de la pared y el techo para sellarlos 🏠💪. Sí, nada de descanso, directo al modo “albañil improvisado” (aunque yo ni soy albañil, pero le tiré jajaja).

Así se veía antes de que hiciera mi trabajo jejeje, me puse a hacer la mezcla: agua, 3 palas de arena y 2 de cemento. Pero claro, me quedó demasiado aguada 😅, así que le eché otra pala de arena y un poquito más de cemento (nada del otro mundo). Luego, con todo el estilo, empecé a tapar los agujeros y ¡listo! Ahora el cuarto se ve más oscuro, pero selladito jeje 🌑 (no soy albañil, aviso jaja).

Así iba quedando, y bueno, como es mejor que sobre a que falte (literalmente me sobró casi toda la pega JAJAJA), le eché un poco a la puerta y a la pared para que agarrara forma. Después, obviamente, me bañé y me puse a comer 🍽️. Luego de eso, a limpiar las herramientas y el cuarto: barrer, pasar coleto, todo el show 🧹💪. Finalmente, a disfrutar de los placeres del descanso: prendí el aire y pa’ la cama 😴❄️.

Eso fue todo lo que hice hoy. Perdón por no subir nada estos días, estaba enfermo, como les conté en publicaciones anteriores. Sin más, gracias por leer 🙏.