Wordsmiths fiction week 1: "The disappeared leader."

[Imagen creada en fotogrid]
Durante una tormenta, un pequeño carguero con diez personas a bordo encalló en medio del océano. Tenían una idea de la zona pero no estaban seguros de donde se encontraban en ese momento, ya que todo su equipo había dejado de funcionar. Entonces vieron una pequeña isla y, de alguna manera, llegaron y anclaron allí.
Su radio tampoco funcionaba. El barco sufrió graves daños. Y una mañana, los miembros del equipo notaron que su líder no estaba a bordo y que faltaba una de sus embarcaciones.
Lo buscaron en la isla, pero no lo encontraron por ningún lado, por lo que el segundo al mando ordenó un equipo de rescate.
El equipo de rescate lo buscó por los alrededores, pero no estaba por ningún lado. Fue muy sorprendente que el líder del barco desapareciera sin ninguna información.
Se acababan la recursos con los que contaba la pequeña tripulación, solo habían podido salvar una caja de 24 raciones de comida y una botella con 20 litros de agua, tendrían alimento para máximo par de días más. La isla era bastante pequeña y angosta, y estaba cubierta por robles, cipreses y fresnos (nada comestible); y cazar no era una opción muy viable debido a que no contaban con las herramientas o armas necesarias, y mucho menos con la experiencia. ¡Necesitaban salir de allí pronto!, debatían entre ellos si debían buscar o esperar al capitán, o simplemente embarcar los pequeños botes con los que contaban y lanzarse a la mar en busca de una nueva isla, de una oportunidad para salvar sus vidas.

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La desesperación empezaba a marcarse en sus rostros mientras discutían su destino; los dos hombres de mayor rango (Erik y Aldur) alzaron su voz: "No podemos esperar por mucho tiempo a nuestro capitán, ¡Y mucho menos emprender su búsqueda!, nos queda poco tiempo para maniobrar y necesitamos tomar la decisión correcta si queremos tener alguna pequeña oportunidad para salvar nuestros pellejos" comentó airadamente el pelirrojo y barbudo Erik Trivagsson; un silencio desconcertante se apoderó del lugar mientras todos se veían unos a otros, cuando el enjuto Aldur sentenció: "partiremos mañana con la luz del alba, si Olag (el capitán) está aquí muy bien, sino lo lamento por él, no tenemos más opciones, no podemos gastar nuestra única chance de sobrevivir buscándolo, quizás hasta ya esté muerto, y nosotros lo estaremos pronto si no nos largamos de esta despreciable isla".

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Todos cabizbajos aceptaron las órdenes de aquellos dos hombres, aunque apreciaban y respetaban a su capitán sabían que así dolieran las palabras de Erik y de Aldur, era la decisión mas "sabia" (aunque no humana, ni empática).
Llegó la tarde, y a los pocos minutos el crepúsculo cubrió el paisaje celeste; no habían noticias ni rastros de Olag, y poco a poco se perdían las esperanzas de zarpar junto a él.
Para algunos no era la primera ocasión en la cual emprendían un viaje junto a Olag, incluso dos de ellos (Andrew y Liubalgs) lo consideraban su amigo.
"No sientes en tu corazón que sea una buena idea dejarlo, ¿Cierto?" preguntó Andrew al joven Liubalgs, quién recostado sobre una roca contemplaba las estrellas mientras su estómago se retorcía debido al hambre; a lo que éste contestó: "¿Te acuerdas la vez que nos metimos en aquel lío de faldas en la taberna Rockesfall?, esos hombres enfurecidos nos iban a asesinar, pero Olag nos defendió, arriesgó su vida por nosotros, y ahora le pagamos así, es injusto".
Sí, lo sé, será difícil volver a la normalidad luego de esto (si sobrevivimos), el peso de la conciencia nos carcomerá por las noches, pero en el fondo sabemos que estos dos viejos (Erik y Aldur) tienen razón, sentenció Andrew.
Ambos se quedaron contemplando el cielo, contemplando la hermosa y brillante Antares hasta que se quedaron dormidos.

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Al día siguiente, faltando poco para la luz del amanecer, ya se iniciaban los preparativos para salir de aquella isla. Como era de esperarse, no habían señales del capitán; por lo cual todos los hombres, entristecidos y ya bastante debilitados se preparaban para embarcar y salir de aquel lugar.
Pero cuando se disponían a entrar a la barca ya lista, vieron a lo lejos tres pequeñas embarcaciones que se acercaban a aquel lugar; las naves se fueron acercando y uno de los marineros exclamó: ¡Es Olag!; y sí, tenía razón, el capitán volvía a la isla, y lo hacía acompañado de otros hombres.
Al desembarcar, todos se quedaron sorprendidos por la rareza de aquellos hombres que venían con Olag.
Eran unos hombres extraños, con lanzas y pequeños cuchillos artesanales elaborados a base de colmillos y huesos de animales; tenían además su cuerpo cubierto con una especie de pintura blanca y utilizaban accesorios extraños; sin duda eran hombres pertenecientes a alguna tribu extraña local.
¡No se alarmen!, comentó Olag, mientras explicaba: "Estos son hombres de la isla Mell, que se encuentra a unas pocas millas de aquí, ellos me ayudarán a volver a casa, otorgándome una barca, provisiones y un guía que conoce estos mares como la palma de su mano".
"Se ve que están hambrientos, traje algunos alimentos, coman todo lo que gusten para luego embarcar de vuelta a nuestro hogar", sentenció.
"Menos mal llegaste, estábamos por embarcar, no podíamos esperarte más, espero puedas disculparnos", comentó Andrew.
"Tranquilos, no hay nada que disculpar, era lo que debía hacerse en una ocasión como esta... ¡Yo también lo hubiera hecho!" respondió el capitán en tono relajado y quizás humorístico.
"Es bueno saberlo, ahora nos sentimos un poco más alivianados, la conciencia pesa menos" finalizó un marinero, mientras todos reían y volvía la camaradería al ambiente.
A los pocos minutos de haber terminado de comer, todos los hombres se encontraban profundamente dormidos debido a la sustancia somnífera que contenía la comida, al percatarse de esto Olag le dijo al líder de la tribu que lo acompañaba: ¡Es hora!
Seguidamente comentó: "Ahí está mi parte del trato, ahora dame mi barca, mis provisiones y mi guía para volver a casa"; a lo que éste contestó: "Ahí la tienes, toma lo que necesites y vete, eres un hombre de palabra, has cumplido tu parte del trato".
Tomando las cosas que necesitaba y a un pequeño guía se embarcó y zarpó hacia la mar, mientras los hombres de la tribu descuartizaban a su antojo a su antigua tripulación, a sus amigos; resulta que era una tribu caníbal y Olag negoció su libertad y su vuelta a casa, a cambio de aquellos desdichados hombres.
Invito a los amigos @robertorrivas, @solperez y @karianaporras a unirse a la dinámica.
Saludos cordiales.
Hola amigo. Saludos!
No quisiera yo estar en la tripulación de Olag! Jajaja mil éxitos!
Jejeje si, algunos de los marineros querían arriesgar sus vidas esperándolo un poco más (o quizás realizando una búsqueda), mientras el capitán los entregaba a la tribu caníbal con tal de salvarse.
Muchas gracias por su comentario estimado amigo. Un saludo a la distancia.