El pasajero, un hombre de aspecto tranquilo y mirada serena, permaneció unos instantes en silencio, observando al funcionario con una expresión que mezclaba curiosidad y cierta ansiedad. La tensión en el ambiente era palpable, y todo el mundo en el aeropuerto parecía contener la respiración, atento a lo que ocurría.

Finalmente, el hombre habló con voz tranquila pero firme: "Me llamo Dylan” vengo de un país llamado Novaterra, un lugar que, por alguna razón, no aparece en los mapas convencionales. Es un país pequeño y aislado, con una historia muy antigua que ha permanecido en secreto durante siglos. Sólo unos pocos en el mundo conocen su existencia, y yo soy uno de ellos.

El funcionario, sorprendido, le preguntó: "¿Y cómo es posible que su país no aparezca en los mapas? ¿Por qué no ha sido reconocido internacionalmente?".

Dylan explicó que Novaterra había estado protegida por una especie de acuerdo ancestral, que mantenía en secreto su ubicación y existencia para evitar conflictos y preservar su cultura. La historia de su país se remonta a tiempos en que las naciones aún estaban formándose y, por razones de protección, decidieron mantenerlo oculto. Sin embargo, con el tiempo, esa decisión ha llevado a que su país sea prácticamente desconocido para el resto del mundo, incluso para las instituciones internacionales.

En cuanto al motivo de su visita, Dylan dijo que había sido enviado por su pueblo para establecer contacto con el mundo exterior, con la esperanza de compartir conocimientos, cultura y buscar alianzas que beneficien a ambas partes. El motivo principal de su viaje era precisamente este encuentro, y su presencia en ese país era un paso importante en ese proceso.

¿Por qué vino a nuestro país Argentina? Dylan explicó que eligió su camino por una coincidencia del destino, pero también porque había oído hablar de la apertura y la diversidad de nuestra nación, y creía que aquí podría encontrar aliados y amigos dispuestos a comprender y respetar su historia y su cultura. Además, buscaba un lugar donde empezar a tender puentes de comunicación y confianza.

Al oír esto, el funcionario y los demás agentes se sintieron conmovidos por la historia de Dylan. La idea de un país oculto con una historia tan antigua y misteriosa despertó en ellos una mezcla de curiosidad y respeto. La posibilidad de ayudar a Dylan a cumplir su misión les pareció una oportunidad única de aprender y crecer como nación.

En ese momento, la autoridad superior del aeropuerto intervino y, tras consultar con expertos en diplomacia y cultura, decidió conceder a Dylan un permiso especial para permanecer en el país durante un tiempo limitado, con la condición de que compartiera información sobre su cultura y sus conocimientos, respetando las leyes y la seguridad de todos.

¿Le gustaría que Dylan compartiera detalles sobre su cultura y conocimientos con la comunidad local, o preferiría que su historia siguiera siendo un secreto, un misterio conocido sólo por unos pocos? Personalmente, creo que sería enriquecedor que Dylan se abriera y compartiera su historia, fomentando el entendimiento y la amistad entre culturas diferentes.

Al final, la historia de Dylan se convirtió en un símbolo de apertura y respeto a la diversidad. Su presencia en nuestro país contribuyó a reforzar los lazos internacionales y a recordarnos que, a veces, los mayores descubrimientos nacen de la curiosidad y de la voluntad de comprender lo desconocido. Y así, en un mundo lleno de misterios, la amistad y la cooperación consiguieron abrir un nuevo capítulo lleno de esperanza y aprendizaje mutuo.