" Wordsmiths Fiction Semana 2: Temporada 24 – El Sobre ".
¡Estoy lista para dejar volar mi imaginación!
Siguiendo la primera parte del relato ofrecido por Wordsmiths Fiction
Los turnos de noche de Diego en la gasolinera 24 horas solían ser tranquilos. Unos cuantos camioneros de paso, unos universitarios cansados tomando bebidas energéticas y algún que otro turista confundido preguntando por direcciones. Nada fuera de lo común. Pero en la séptima noche de su nuevo horario, las cosas se pusieron raras.
Exactamente a las 2:17 de la mañana, un sedán azul oxidado llegó al estacionamiento. El conductor no se bajó. Se quedó allí sentado, mirando fijamente a Diego a través del cristal durante unos segundos, y luego se marchó. Fue extraño, pero no intimidante. Al principio.
Cuando volvió a ocurrir la noche siguiente, y la siguiente, Diego empezó a sentirse incómodo. El tipo no hacía nada. Solo observaba. Como si esperara algo. O a alguien.
Diego le contó a su supervisor, quien apenas levantó la vista de su vieja computadora. "La gente es rara", murmuró, escribiendo con una mano mientras tomaba un sorbo de café de gasolinera.
Aun así, Diego no podía quitárselo de encima. El rostro del hombre le resultaba familiar, aunque no lo reconocía. La cuarta noche, Diego finalmente salió a preguntar qué pasaba. Pero el sedán ya había desaparecido.
Más tarde ese mismo turno, mientras sacaba la basura, Diego vio algo detrás de la máquina de hielo. Un sobre blanco. Su nombre estaba escrito en el frente con letras mayúsculas y pulcras.
El sobre

Diego dudo antes de tomar el sobre, pero la curiosidad lo había llevado hasta allí y no era momento de retroceder.
El sobre era pesado, no parecía ser de papel normal y tenía un suave aroma a tierra húmeda.
Miro a su alrededor, nada más había silencio y soledad. Con cautela y sin querer romper el sobre lo abrió con cuidado y dentro encontró que solo había una vieja foto. Era antigua, en tono sepia y con los bordes carcomidos aparentemente por el tiempo.
Estaba hecha en el mismo lugar donde se encontraba en ese momento, alrededor se veían otros vehículos mucho más antiguos y el nombre de la gasolinera tampoco era el mismo. Diego observaba los detalles con admiración y detenimiento sin entender que podía significar aquello. Se fijó entonces en una maquina dispensadora de hielo muy primitiva que ocupaba el lugar de la actual y lo más sorprendente y que le heló la sangre ...
Él estaba allí con una ropa desconocida, así como un peinado que jamás se hubiera hecho, pero si, no podía negar que era él.
Debajo de la fotografía con una letra casi ilegible decía: “No descuides tu juramento 2:17 AM.”
Su reloj inteligente vibró indicando las 2:15 Sintió un escalofrío, pero decidió investigar de una vez por todas de que se trataba todo aquello.
Caminó hacia la tienda de la gasolinera y enseguida divisó a través del cristal que se aproximaba el sedán azul, tan puntual como el mensaje que le había dejado.
Esta vez del vehículo descendió un hombre de cabello color ceniza vestido con un traje del mismo color que parecía tener siglos.
Se detuvo frente a Diego, mirándolo con la vista perdida y una voz profunda e impaciente.
—¿Ahora si recuerdas? ¿O debo enseñarte lo demás?
Diego, solo sentía el fuerte latido de su corazón y a la vez cientos de imágenes revoloteando por su mente como si se tratara de una película.
Un gran vendaval, una llave oxidada, un mensaje incesante que le gritaba “Protege la entrada”
—¿Qué... me está pasando? — dijo con voz temblorosa
Una triste sonrisa se dibujó en la cara del anciano
—Este lugar no es solo una gasolinera, Diego. Es uno de los últimos Umbrales del universo. Hace mucho tiempo, tú aceptaste ser el guardián. Hasta que olvidaste.
Diego sentía que un frío helado se apoderaba de él y lo paralizaba.
—Dentro de poco se cumplirá el último minuto. Apenas te queda una oportunidad. —le dijo, ofreciéndole una pequeña llave de hierro—. Si no recuerdas a tiempo… llegarán los terceros y recordarán por ti. Y te juro que no seremos afortunados.
Diego sostuvo la llave en sus manos y la dispensadora de hielo se iluminó. Detrás una luz intensa mostraba una grieta que se iba ensanchando y en lo más profundo se percibía una luz tenue y azulada. El hombre del auto azul, lo miraba sin apartar los ojos de él ni un instante.
—Es tu oportunidad, el Umbral se está abriendo, es tu decisión. —dijo, como si hablara una fuerza oculta a través de él—. No olvides, Diego.
Él, confundido, no sabía que es lo que no debía olvidar hasta que se acercó a la grieta y vio a trasluz a otras personas llenas de dudas, intentando cruzar. Al hacerlo se derretían y solo quedaba en su lugar un charco de una sustancia como la miel.
Sus pensamientos eran un torbellino de fotografías de otras vidas que llegaron juntas a darle la claridad que buscaba.
El portal era el olvido y él había estado muy cerca de perderlo todo, sus recuerdos, sus amores, sus ancestros, ahora que los había recuperado y qué sabia porque estaba allí cerró rápidamente el portal y al girarse para enfrentar al hombre que le había dado la llave, ya no estaba allí.
Y en ese momento, Diego recordó por fin.
A su mente llegó la imagen de una promesa inviolable de hacía siglos o vidas atrás.
Bajo un viejo roble había jurado ser el guardián de las memorias infinitas de quienes creyeran en él hasta que su nombre perdiera su sentido y sus recuerdos se derritieran en el umbral.
Sabía también que no debía luchar contra lo que venía... únicamente recordar, y sellarlo de nuevo.

Diego estaba solo en la gasolinera, agotado, como si acabara de despertar de una pesadilla. Tocó su bolsillo y sintió el peso de la llave que le confirmó que no había sido un sueño. Suspiró con la certeza de que esto no acababa aquí, el futuro aparecerían más visitantes; sin embargo, hoy, él había cumplido y se sentía reconfortado.
Volvió al mostrador, justo cuando un nuevo consumidor entraba, ignorando que Diego acababa de salvar la memoria de buena parte del planeta.
Invito a participar en esta propuesta a: @joslud, @genomil y @marcybetancourt
Por favor no olviden

Hola amiga.
Este tema del sobre está dado muchos frutos. He leído unos cuantos y hay muy buenas historias.
La que escribiste es una de las muestras. Atrapó mi curiosidad y me mantuvo leyendo hasta el final. Soy fan de los "umbrales" a otras dimensiones. Desde mi humilde opinión, va más allá hacia el tema de sentido de la vida misma.
Las imágenes que usaste terminan de darle ese toque de nostálgica irrealidad.
Bueb trabajo.
Sencillamente, hermoso! Una historia de memorias y olvidos; de promesas y recuerdos.
Recordé la película Coco donde decían que sólo mueren quienes han sido olvidados. Mientras haya alguien que recuerde el espíritu de un ser querido éste vivirá en otra dimensión.
Me encantó la sutileza con la que fuiste desarrollando la historia. Además, de breves momentos conmovedores y poéticos.
Un gran abrazo!
Es todo un reto para mi querida amiga, desarrollar historias con límites de palabras, pero de eso se trata. Y disfruté metiéndome dentro del personaje y dejándolo ser en un mundo de ficción recién inventado.
me reconfortan tus palabras ¡Gracias por tu apreciación!
Es difícil crear historias donde el número de palabras tiene importancia. Sin embargo, ese detalle es un desafío interesante.