Hoy me uno a esta tarea en la semana 5 de ficción: El Misterio del Proyecto Z, del amigo @senehasa para continuar con la historia…

Dineth, un gran aficionado a la ciencia, pasaba horas construyendo robots y mezclando líquidos extraños en tubos de ensayo en el laboratorio de su abuelo. Y también leía los libros de ciencia que este le había dejado.

Un día, mientras organizaba el laboratorio de su abuelo, encontró una pequeña caja de metal con un interruptor y una nota.

"Proyecto Z: No se probará. No está listo."

Dineth se sorprendió y sus ojos se iluminaron de emoción.

¿Qué era el Proyecto Z? ¿Un dispositivo para viajar en el tiempo? ¿Un teletransportador? La nota no mencionaba nada. Tomó la caja y fue a su habitación. Cerró la puerta con llave. Luego la revisó con curiosidad.

No tenía ni idea. Al día siguiente, leyó más sobre los inventos de su abuelo. Pero el misterio de la caja siempre lo rondaba. Una tarde lluviosa, pulsó el interruptor. Pero no pasó nada. Estaba decepcionado. Pensó que estaba roto. Pero cuando se giró para irse, la caja se iluminó y emitió un suave zumbido. La habitación se llenó de una luz azul. Las paredes empezaron a temblar. De repente, una voz grave salió de la caja.

Acceso concedido. Inicio del transporte en 10... 9... 8...

Dineth se aferró a la caja con una mezcla de terror y fascinación, incapaz de apartar la vista de la fuente de la anomalía. "¿4... 3... 2...". Su mente corría a mil por hora. ¿Era este el verdadero propósito del "Proyecto Z"? ¿Un viaje? ¿Pero a dónde?

Un salto a lo desconocido

En el instante en que la voz llegó a "1", un desgarro se abrió en el aire frente a él. No era una puerta, ni un portal como en las películas, sino una falla en la realidad misma, un velo que se rasgaba para revelar un torbellino de colores imposibles y sonidos distorsionados. Dineth sintió un tirón en el estómago, como si una mano invisible lo arrastrara. La caja de metal se calentó en sus manos, y antes de que pudiera gritar o soltarla, fue succionado hacia el abismo.

El viaje fue una explosión de sensaciones. Vio destellos de lo que parecían ser edificios futuristas, paisajes alienígenas y rostros que no eran completamente humanos. El tiempo carecía de sentido; cada instante era una eternidad y un parpadeo a la vez. Cuando el torbellino cesó, Dineth se encontró desplomado sobre una superficie fría y dura. El aire era denso y metálico, con un ligero olor a ozono. La luz azul de la caja se había desvanecido…

Un mundo distorsionado

Se levantó con dificultad, frotándose la cabeza. La habitación en la que se encontraba era circular y estaba hecha de un material oscuro y liso que absorbía la luz. No había ventanas, sólo paneles luminosos que emitían un brillo verdoso y un zumbido constante. En el centro de la sala, una plataforma elevada albergaba lo que parecía ser una consola de control, llena de símbolos extraños y luces parpadeantes. ¿Estaba en una nave espacial? ¿En una base subterránea?

De repente, una voz robótica y sin emociones resonó en la habitación: "Intruso detectado. Nivel de amenaza: desconocido. Iniciando protocolo de contención". Dineth se congeló. El pánico comenzó a apoderarse de él. Se giró, buscando una salida, pero no había puertas visibles. Los paneles luminosos en las paredes comenzaron a parpadear más rápido, y un ligero temblor recorrió el suelo. Recordó las palabras de la nota de su abuelo: "No se probará. No está listo". Una horrible realización se apoderó de él: su abuelo sabía lo que era el Proyecto Z, y había una razón por la que no lo había activado.

El encuentro inesperado

Un compartimento en la pared se abrió con un silbido, revelando un pasillo oscuro. Sin pensarlo dos veces, Dineth se lanzó hacia él. Corrió por el pasillo, sus pasos resonando en el silencio inquietante. Al final, se topó con una sala mucho más grande, llena de equipos de lo que parecían ser monitores y diagramas complejos. En el centro de la sala, de espaldas a él, había una figura. Era alta y delgada, vestida con una túnica oscura.

"¡Hola!", exclamó Dineth, su voz sonando extrañamente alta en el silencio.

La figura se giró lentamente. Lo que Dineth vio lo dejó sin aliento. El rostro de la figura era, en esencia, el de su abuelo. Pero había algo diferente. Sus ojos brillaban con una luz artificial, y su piel parecía tener un matiz metálico. Una sonrisa fría y antinatural se extendió por su rostro.

"Ah, Dineth", dijo la figura, y la voz era la de su abuelo, pero con un matiz metálico y distante que le erizó los pelos de la nuca. "Veo que finalmente has activado el Proyecto Z. Qué predecible".

Dineth retrocedió un paso, el corazón latiendo desbocado. "¿Abuelo? ¿Qué está pasando? ¿Dónde estoy?"

El "abuelo" se acercó, sus movimientos fluidos y mecánicos. "Estás en el Sector Gamma-7, mi querido Dineth. Un lugar que he estado desarrollando durante décadas, lejos de las miradas indiscretas de tu mundo. Y, para tu sorpresa, también estoy aquí". La figura levantó una mano, revelando un dispositivo que parpadea con la misma luz verde que la caja de Dineth. "Este es un prototipo avanzado. El que tienes es una versión... rudimentaria".

El Proyecto Z no era un teletransportador ni un viaje en el tiempo, al menos no en el sentido que Dineth había imaginado. Era un puente hacia un mundo creado por su propio abuelo, un mundo donde este último había continuado sus experimentos sin restricciones. Pero algo no estaba bien. La mirada en los ojos de su abuelo era vacía, y su voz, aunque familiar, carecía de la calidez que recordaba.

"No entiendo", dijo Dineth, con un nudo en la garganta. "¿Por qué me trajiste aquí? ¿Qué es este lugar?"

El "abuelo" soltó una risa hueca. "Este lugar, Dineth, es el futuro. O al menos, mi futuro. Un futuro que te espera a ti también, si eres lo suficientemente... adaptable. Has demostrado ser un joven astuto, pero la realidad es mucho más maleable de lo que crees. Y yo, mi querido nieto, estoy aquí para mostrarte cómo moldear". Los paneles luminosos en la sala comenzaron a brillar con mayor intensidad, y un grupo de figuras sombrías, con ojos brillantes similares a los de su "abuelo", emergieron de la oscuridad.

Dineth sintió un escalofrío. El Proyecto Z no era una simple máquina, sino un mundo que el Abuelo creó para sus experimentos sin restricciones y en el que él está implicado y su destino era convertirse en una parte más de este experimento.