Sometimes, a journey begins long before takeoff. || A veces, los viajes empiezan mucho antes del despegue. [Eng/Esp]

As soon as I passed through security, something shifted. It wasn’t just the sound of my suitcase wheels gliding over the shiny floor or the constant murmur of voices and announcements—it was that feeling of being in transit, of leaving the familiar behind. In the boarding area, while I waited for my flight, I watched through the large windows as planes lined up and took off with almost choreographed precision. The sky was overcast, as if it couldn’t decide whether to stay asleep or let the sun through.

Then came the ascent.

I don’t know the exact moment we took off—I just remember that gentle push back, as if my body realized before my mind that we were already flying. The view from the window had completely transformed: an ocean of clouds below us and, above them, a sky so intensely blue it almost hurt to look at. The wing of the plane seemed to float over an imagined world.

In silence, I rested my head against the window, let the cold glass wake me a little, and found myself smiling.

It wasn’t just a flight. It was a promise of everything I still have left to discover.

Apenas crucé el control de seguridad, algo cambió. No era solo el sonido de las ruedas de mi valija sobre el piso brillante ni el murmullo constante de voces y anuncios; era esa sensación de estar en tránsito, de dejar atrás lo conocido. En la sala de embarque, mientras esperaba mi vuelo, observaba por los ventanales cómo los aviones se alineaban y despegaban con precisión casi coreográfica. El cielo estaba encapotado, como si dudara entre seguir dormido o abrirse paso al sol.

Después, vino el ascenso.

No sé en qué momento exacto despegamos, solo recuerdo haberme dejado llevar por ese leve empuje hacia atrás, como si el cuerpo supiera antes que la mente que ya estábamos volando. La vista desde la ventanilla cambió por completo: un océano de nubes bajo nosotros y, sobre ellas, un cielo intensamente azul, tan puro que dolía mirarlo. El ala del avión parecía flotar sobre un mundo inventado.

En silencio, apoyé la cabeza contra la ventanilla, dejé que el frío del vidrio me despertara un poco, y me sorprendí sonriendo.

No era solo un vuelo. Era una promesa de todo lo que aún me falta descubrir.

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