Elige una palabra, pinta una historia #22

  Tener la oportunidad de fomentar la escritura, es algo que aprovecho constantemente, porque a través de este arte, he descubierto lo mágico que es crear un relato que nos transmite una enseñará y reflexión. Debido a ello, esta iniciativa de nuestra amiga @senehasa se acopla muy bien a mi pasión. Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

La magia de sonreír

  Desde hace varias décadas, la escuela Trinidad es conocida por tener a los alumnos más alegres del pueblo Tingo. Los profesores de este prestigioso instituto están convencidos de que, cuando los niños crecen disfrutando la felicidad en todo su esplendor, se convierten en personas que diariamente construyen una sociedad armónica.

  Aunque todos los niños en Tingo son felices, Poquito, cuando iba camino a la escuela, se topó con un pequeño que caminaba por la plaza del pueblo y, proyectaba mucha tristeza. Desconcertado por verlo en ese estado emocional, se acerca a él para abrazarlo, pero este sale corriendo y, sorprendido por la reacción, se preguntó:

¿Por qué ese niño estará tan triste?

  Paquito continuó su camino hacia la escuela, pero no dejaba de pensar en el niño triste. Cuando llegó, le contó a su profesora lo sucedido. Ella le dijo que su misión era llenar la vida de felicidad de ese pequeño, tal como le han enseñado en la escuela y, para ello, tenía que usar la varita mágica de la felicidad. Paquito, emocionado por la aventura que viviría, al concluir sus clases, se fue a casa para idear el plan que le permitirá ayudar al niño que vio en la plaza a ser feliz y, durante el camino, expresó a viva voz:

Esta operación se llamará: La magia de sonreír

  La operación de Paquito consistía en prestarle sus juguetes al pequeño, acercarse a él para conversar, jugar e incluso, invitarlo a su casa para comer un pedazo de pastel de chocolate mientras ven las caricaturas. Estaba tan emocionado que, le mostró el plan a sus padres y, ellos, se sintieron orgullosos de tener un hijo tan noble.

  En la mañana, Paquito le preparó un sandwich. Lo guardó en el bolso junto a los héroes al rescate, siendo este uno de sus juegos favoritos. Durante el recorrido, iba emocionado, porque tendría un nuevo amigo y, cuando lo vio por un costado de la plaza, no dudó en decirle:

¡Hola! Me gustaría jugar contigo

  Nuevamente, el niño se fue corriendo y, Poquito se sorprendió, porque jamás había visto que alguien de su edad no quisiera jugar. Estando en la escuela, le cuenta a la maestra lo que ocurrió; ella lo motivó a seguir insistiendo. Cuando regresaba a casa, pasó por el lugar donde el pequeño se oculta para dejarle el sandwich y los juguetes.

  La mañana siguiente, Paquito volvió a pasar por la plaza; llevó otro sandwich y unas canicas. Llega al lugar y, ve al niño jugar con los héroes al rescate; se acercó y le preguntó si podían jugar juntos. El pequeño le responde que sí, moviendo su cabeza. Mientras Paquito tiene un rostro sonriente, su nuevo amigo proyecta tristeza, pero aun así, los niños juegan durante un largo rato, dando señal de que la operación La magia de sonreír había iniciado y todo iba bien, porque compartían un momento recreativo.

  Al terminar de jugar, Paquito le dio el sandwich a su amigo. Mientras él se lo comía, le preguntó por qué no sonríe y, el pequeño le dijo que, desde que sus padres se fueron al cielo, ya no sabe cómo hacerlo.

¡No te preocupes! Yo te ayudaré a sonreír

  Le garantizó Paquito. Posterior a este día, él le hizo varias invitaciones a su casa. Cada viernes lo visitaba en el parque y, algunos días de la semana, lo llevaba a la escuela para que jugara con la maestra y sus compañeros de clase. Todos se encargaron de depositar dosis de felicidad en la vida del niño y gracias a ello, y, la tristeza se fue borrando de su corazón.

  Tres meses después, el niño le agradece a Paquito por todo lo que ha hecho por él durante ese tiempo y, le revela que su nombre es Kike. Paquito, emocionado por lo que estaba escuchando y viendo, le dijo:

Sonríe siempre porque, la sonrisa es magia y felicidad

  Kike se convirtió en un niño muy feliz. Al crecer, junto a Paquito, se dedicaron a llevar la sonrisa y felicidad a diversas partes del mundo, porque estaban convencidos de que, quien sonríe, vive plenamente la tranquilidad.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!