EL PINTOR Y SU MUSA/PARTE XLIII
Previamente...
Emma y Erik tomaron un vuelo con destino a Madrid. Uno de sus planes más esperados era reunirse con su equipo de profesionales y compartir ese momento junto a su amada. Durante el trayecto, el pintor, con una sonrisa en el rostro, le confesó su deseo de mostrarle lugares que para él tenían un significado especial: un restaurante acogedor, un museo que admiraba desde hacía tiempo, pequeños rincones llenos de historia y arte. Todo esto, claro, con ella tomada de la mano, creando un lazo aún más fuerte entre ellos.
Al llegar al aeropuerto, Erik se comunicó con uno de sus chóferes para que los recogiera, asegurándose de que su llegada a la ciudad fuera cómoda y sin contratiempos.
PARTE XLIII
El chófer llegó al aeropuerto para llevarlos a su primer destino: una tienda de ropa para mujeres. Emma necesitaba lucir impecable para la reunión que Erik tendría con sus empleados.
—¡Esta será una de las reuniones más importantes de mi vida! Combinar ambos negocios es un gran paso. Sé que puedo contar con el mejor equipo de profesionales, y además, te tengo a ti a mi lado. Debo encontrar un lugar amplio, perfecto para mi galería de arte. He considerado algunas opciones en zonas estratégicas, pero me encantaría conocer tu opinión—, dijo Erik, con la mirada llena de determinación, pensando en el futuro de Prestige Subastas y en el nuevo proyecto que planeaba inaugurar.
—¡Por supuesto que será crucial, mi amor! Y hablando de esos lugares, ¿has visto algún inmueble cerca de tu empresa? Creo que sería ideal que estuvieran uno al lado del otro. Sería mucho más cómodo y facilitaría el traslado—, respondió Emma, con una visión brillante y una sonrisa esperanzada, esperando que Erik estuviera de acuerdo.
Entonces, Erik sacó su celular y, mediante una aplicación, le mostró todos los inmuebles en los alrededores de su empresa. También le presentó otras opciones un poco más alejadas, para que tuviera varias alternativas.
Emma amplió la imagen en la pantalla y, con entusiasmo, señaló una de ellas. Luego, le dijo a Erik: —¡Este sería perfecto para tus objetivos, amor! Luce amplio, cómodo. Solo necesitamos averiguar si está disponible para comprarlo.
Mientras ambos entraban en la tienda de ropa, la conversación sobre la galería de arte seguía fluyendo. Entre risas, coqueteos y conversaciones serias, compartieron una hora llena de complicidad. Al lado se encontraba la tienda de ropa para hombres, así que Erik aprovechó y compró lo que necesitaba.
Al terminar de comprar la ropa para ambos, Erik recibió un mensaje en su celular. Era de su asistente en la empresa de subastas. La noticia no era buena: no podría asistir a la reunión por problemas de salud, aunque, por el momento, la señorita Carolina quedaba a su disposición para cubrir su ausencia.
—¿Alguna vez te has cambiado de ropa dentro de un vehículo en movimiento?—preguntó Emma con tono humorístico.
—¡No, mi amor! Generalmente me cambio en mi apartamento. ¿Por qué lo preguntas? ¿No te gustaría que hiciéramos eso aquí?—bromeó Erik, con una sonrisa traviesa. —Por suerte, mi chófer no podrá vernos—.
Reían a carcajadas, y en medio de la diversión, pidieron al chófer que bajara la velocidad del vehículo...
—¿Te pareció complicado?—preguntó Erik, con una sonrisa nerviosa.
—¡Al contrario, lo disfruté muchísimo, mi vida! Confieso que nunca me había reído tanto—, respondió Emma, justo cuando el coche se detenía frente a la oficina de Erik.
Bajaron del vehículo y él extendió su mano para ayudarla a salir. Un intercambio de miradas llenas de magia, una sonrisa pícara y un suspiro tras un tierno beso. Juntos, caminaron hacia la entrada de la empresa, listos para afrontar lo que el día les deparara.
—¡Bienvenido, señor Erik! Es un placer volver a verle. Adelante, señorita. —Uno de los empleados de seguridad le abrió la puerta al ahora jefe de Prestige Subastas.
—Muy amable de su parte, señor Manuel —respondió Erik con una sonrisa cortés.
Emma agradeció el gesto del señor Manuel, devolviéndole una gentil sonrisa que transmitía su gratitud.
El pintor y su musa se dirigieron juntos hacia el salón de reuniones, donde los empleados serían convocados previamente para estar presentes.
Erik tomó asiento y, con una invitación cordial, le indicó a Emma que hiciera lo mismo. Luego, realizó una llamada a la recepción y dio las instrucciones iniciales. En cuestión de minutos, los empleados, al ser informados, comenzaron a acercarse al salón de reuniones, listos para la próxima etapa.
Señor Erik, ¡Estoy a sus órdenes! Asumiré el puesto de su asistente, espero que no sea un inconveniente.—Carolina se acercó a su jefe para hacerle saber que estaba a su disposición.
Ahora que todos están aquí presentes, me gustaría anunciarles que estamos a punto de comenzar un nuevo proyecto, y les pido su colaboración para llevarlo a cabo con éxito. Algunos de ustedes ya conocen un poco de mí gracias a mi difunto abuelo Víctor, quien fue una inspiración en mi vida y en mi pasión por la pintura. Es importante que sepan que soy pintor, y que desde hace meses tengo en mente una idea que no puedo dejar de imaginar: crear mi propia galería de arte.
Gracias también a la mujer que tengo a mi lado, cuya inspiración y apoyo son fundamentales en este sueño. Su nombre es Emma, y ella no solo es mi musa, sino la razón de que una chispa haya encendido aún más mi entusiasmo para convertir esta visión en realidad.
—Señor Erik, ha expresado sus ideas de manera excelente —intervino Carolina, en representación del equipo de profesionales—. Estamos convencidos de que sus obras en la galería serán un impacto magnífico para todos los espectadores. ¡Me encargaré de la publicidad! Solo nos gustaría saber en qué zona planea ubicarla.
—Justo al lado de Prestige Subastas —respondió con confianza—. Hay un inmueble que necesito adquirir, y parece estar disponible. Así que, Carolina, junto con el departamento de compras, hagamos una oferta atractiva al dueño. Muy pronto, mis obras llenarán esas paredes y darán vida a ese espacio.
Durante la reunión, abordaron otros temas relacionados con las subastas y la galería, siendo la primera vez que estos dos mundos se fusionan de manera tan innovadora. La emoción y la expectativa permanecían en esa atmósfera.
Al terminar, Erik, acompañado de Emma, se despidió de su equipo. Aunque no la presentó como su pareja, tenía en mente un plan muy especial para hacerlo en el momento justo.
Luego, pidió a su chófer que los llevara al restaurante Terracota, un lugar exclusivo que cuenta con cuatro salones: Miró, Dalí, Picasso y Goya. Era la oportunidad perfecta para disfrutar de una comida privada con Emma. Al llegar, subieron al primer piso, en un día menos concurrido, en el momento exacto para relajarse y conversar.
Sentados en su mesa, fueron atendidos con atención. Entre los platillos que pidieron estaban un Arroz Meloso de Boletus y queso de Pría Ahumado, y un Magret de Pato Braseado, ambos acompañados de una exquisita bebida afrutada con licor de vainilla. La tarde prometía ser especial para soñar y fortalecer sus lazos, en medio del silencio de una cita privada.
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El pintor y su musa/Parte I
El pintor y su musa/Parte II
El pintor y su musa/Parte III
El pintor y su musa/Parte IV
El pintor y su musa/Parte V
El pintor y su musa/Parte VI
El pintor y su musa/Parte VII
El pintor y su musa/Parte VIII
El pintor y su musa/Parte IX
El pintor y su musa/Parte X
El pintor y su musa/Parte XI
El pintor y su musa/Parte XII
El pintor y su musa/Parte XIII
El pintor y su musa/Parte XIV
El pintor y su musa/Parte XV
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El pintor y su musa/Parte XX
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El pintor y su musa/Parte XXII
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El pintor y su musa/Parte XXIV
El pintor y su musa/Parte XXV
El pintor y su musa/Parte XXVI
El pintor y su musa/Parte XXVII
El pintor y su musa/Parte XXVIII
El pintor y su musa/Parte XXIX
El pintor y su musa/Parte XXX
El pintor y su musa/Parte XXXI
El pintor y su musa/Parte XXXII
El pintor y su musa/Parte XXXIII
El pintor y su musa/Parte XXXIV
El pintor y su musa/Parte XXXV
El pintor y su musa/Parte XXXVI
El pintor y su musa/Parte XXXVII
El pintor y su musa/Parte XXXVIII
El pintor y su musa/Parte XXXIX
El pintor y su musa/Parte XL
El pintor y su musa/Parte XLI
El pintor y su musa/Parte XLII
Saludos Lucy. Lastima que ya historia vaya bastante avanzada. Nunca me había detenido a leer uno de los capítulos... Lo confieso. Pero, luego de leer este te puedo decir que gusta mucho el ritmo fluido y equilibrado con el que sumerges al lector en las acciones y emociones de los personajes. Tienes una historia muy interesante y me preguntó: ¿Ya has pensado en el libro? 😉
La verdad lo he pensado, pero se requiere de poder adquisitivo jajajaja y es con lo que por el momento no cuento. Como te has podido dar cuenta, debajo de cada capítulo dejo el enlace de todos los anteriores y así sea sencillo ir al inicio. Sin embargo, agradezco tu visita, tu apoyo y gratificante comentario.