EL PINTOR Y SU MUSA/PARTE XXV

lucymavarez (63)in Venezolanos Steem • last month (edited)

Previamente...

En la relación entre Erik y Emma surgirían sentimientos que en algún momento podrían ser considerados como una desconfianza o el propio miedo al saberse traicionados. Todo formaba parte de vivir un amor s distancia, y las pruebas de fuego estaban allí, frente a ellos.

Cuando Ella había llegado a su oficina, fue invitada a una reunión por parte del señor Álvaro, su jefe. En la misma, se encontraría con su compañera Karla.

Y el tema a tratar ese día, era referente a Erik, se descubrió que era un cliente más para esa empresa, hecho que dejó desconcertada a Emma, después de que su jefe le recordara que una de las normativas era no relacionarse de forma amorosa con uno de sus clientes.

Emma no sabía qué pensar o cómo reaccionar, ya que; Erik nunca le mencionó acerca de esa información tan importante.

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PARTE XXV

Madrid

—¡Así que te leeré cuando esté en la oficina!—Habló Erik mientras guardaba la carta en su chaqueta.

Minutos más tarde su chófer había llegado al aeropuerto, para llevarlo a la empresa que heredó por parte de su abuelo Víctor.

Mientras se dirigía hacia su destino, hizo un par de llamadas a la oficina, para organizar una reunión con sus empleados, él recientemente había tomado el mando, por lo que algunas normas estaban sujetas a un posible cambio.

—¿Gustavo? Me estoy dirigiendo hacia la oficina, encargate de reunir a mi equipo de trabajo en el salón de conferencias, estaré por unos días aquí en Madrid.—El pintor se comunicó con su asistente.

La llamada había finalizado, Erik se dispuso a revisar sus correos y algunos mensajes que recibió para cuando viajaba en el avión.

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¡Señor Karlsson, en breve se le enviará el contrato por esta vía!

—¿Contrato? Pero es que no recuerdo haberme reunido con alguien durante estos últimos días y menos he solicitado una asistencia o servicios.—Erik se preguntaba así mismo.

Él no respondió el correo y tampoco dejaba de pensar en aquel contrato, que desconocía. Finalmente llegó a la empresa y caminó hacia la oficina del antiguo dueño. Habló por el teléfono y le pidió a la recepcionista que no permitiera a nadie el acceso a la oficina, ya que; estaría ocupado atendiendo la carta de su abuela.

—¡Descuide señor Karlsson!—La recepcionista respondió.

Erik tomó asiento y cómodamente dió inicio a la lectura de esa carta...

Querido nieto, es posible que pienses que está carta había sido escrita por tu abuela ¡Pero no es así! Yo le pedí hacerte entrega de la misma para cuando regresaras a la empresa, y a la que había sido mi oficina durante muchos años. Sabía que moriría y tomé la decisión de resolver ciertos asuntos concernientes a la empresa y al control que tendrías sobre tus empleados. Firmé contratos con otras empresas encargadas en prestar servicios para el crecimiento profesional. Todo estaba pautado para que después de mi muerte y más aún para cuando mi amada Martha considerara oportuno hacer de tu conocimiento este asunto. Una joven llamada Karla Bastidas junto con su compañero Alex López, te enviarán el contrato que yo mismo firmé hace tiempo atrás y aunque los contratos podrían tener fecha de caducidad, opté por dejar sin límite de fecha con la salvedad de que si algo inapropiado se presenta así mismo como la no conformidad de los procesos, entonces tu abuela, tendría el poder de reestablecer todo.

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Debajo de la carta tenía el nombre de la empresa con la cual su abuelo había firmado un contrato. Erik debía atender según la voluntad de su abuelo, lo que él en vida había propuesto.

Él, encendió su laptop y consideró investigar sobre aquella empresa prestadora de los servicios para garantizar el desempeño óptimo y profesional de sus empleados.

El pintor al leer el nombre de la empresa y observar que tenía sucursales en muchos países, sintió curiosidad, y esto porque recordó que su amada Emma, le había contado sobre su profesión.

—¿París? Pero ¡No puede ser! Allí trabaja Emma, ¿De verdad el mundo es como un pañuelo? ¿Tiene razón Emma? ¡Es una casualidad y honestamente no puedo creerlo!—Erik no salía de su asombro.

—Cuando termine la reunión con mis empleados, hablaré con Emma ¡Estoy seguro de que se sorprenderá gratamente!—Erik agregó.

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