Ya estoy tomando el mal hábito de publicar tarde en este concurso de microrrelatos, pero la verdad es que el tiempo pasa de verde a maduro en un abrir y cerra de ojos. Bueno, para no seguir dando explicaciones sobre mi mala adminitración del tiempo. Así que acá va mi participación:

El hombre moría de hambre y pedía algo de comer. —Señor, aquí están unos bananos —le dijo un proxeneta. —Pero están un poco verdes, ¿no hay unos bien maduros? —replicó el moribundo —No —le respondieron. —Ah, entonces que siga el entierro.

Era su primer noviecito. Ese día se puso su vestido "verde" y se sentó a esperarlo. Toda la familia la veía desde la ventana: su primera cita, pero él nunca llegó. Con el tiempo se casó, pero sus ojos nunca volvieron a brillar como ese día.

El semáforo estaba en verde, pero ningún vehículo avanzaba, todo se hizo oscuro, el mundo parecía congelado, traté de salir del vehículo y no pude. El semáforo cambió a rojo; todo giró como un remolino, es lo último que recuerdo, le dije al juez que me juzgaba por asesino.