Tu historia nos recuerda que la verdadera riqueza de un ser humano no está en las posesiones materiales, sino en la capacidad de encontrar alegría en las cosas más simples de de la vida, hasta en compartir lo poco que tenemos. Muchas veces se comete el error de medir la grandeza de alguien en sus logros y bienes adquiridos, aunque en realidad eso no implica que sea una persona de bien y que posea altos valores morales, que es lo que más necesitamos como sociedad civilizada.
Me gustó la historia. Fue un gusto leerla.