Mi día comienza muy temprano con la oración de la mañana, en la cual dedico 60 minutos para dar gracias a Dios por un nuevo día y hacer mis respectivas peticiones personales, familiares y por la situación económica y política de mi país, Venezuela.

Al finalizar mi devocional de oración, hice mantenimiento a la jaula de los loros y luego, me alisté, porque el Culto Dominical comienza a las 8 am y debo asistir con mi familia.

Mi esposa preparó el desayuno, comimos y luego fuimos a la iglesia a adorar a nuestro Dios.

Llegamos a la iglesia y el culto comenzó a las 8:05 am con la lectura de la palabra de Dios y luego se procedió con los cantos de adoración y acción de gracias.

A las 9:05 am pasaron al pastor principal, el cual dirigiría la predicación que duró una hora y luego, terminó el servicio y tomamos la foto general de la escuela dominical y procedimos a compartir con todos los hermanos presentes una deliciosa comida sencilla de avena con pan.

El compartir terminó y todos se fueron a sus casas a descansar y aprovechar el clima nublado y lluvioso.

Llegué a casa y, como el tiempo estaba tan oscuro que parecía que llovía, me acosté un rato a descansar. Por la tarde, sobre las 15:30, salí un rato al jardín a disfrutar del buen tiempo, pues ya casi llovía.

Disfruté de mi paseo por el jardín y luego decidí volver a mi estudio porque necesitaba preparar una publicación antes de que se fuera la luz, ya que los apagones suelen ocurrir por la tarde.

A las 5 de la tarde, empecé a trabajar en la computadora, pero temía que se fuera la luz en cualquier momento.

Lo mejor que pude, terminé mi publicación y luego hice unos comentarios breves. Apagué la computadora para salir un rato al jardín, porque hacía fresco y un poco de frío.

En la noche cené y esperé a que llegara mi hora de dormir, y gracias a Dios no me cortaron la luz.