Así comienzo la mañana, enfocándome en mi bienestar espiritual, con énfasis en la meditación a través de la oración. Dedico 60 minutos a esta meditación y luego continúo con la meditación en la Palabra de Dios, que genera renovación mental en medio de las muchas complejidades que experimentan las familias venezolanas.

Después de terminar mis actividades espirituales, desayuno y me preparo para ir con mi esposa a hacer algunas compras para abastecerme de alimentos para al menos cuatro o cinco días.

Lo primero que hicimos fue visitar varios supermercados, ya que con la subida exagerada del dólar oficial, los precios de los alimentos se han disparado, y esto, por supuesto, afecta gravemente el bolsillo de los venezolanos.

Visitamos varias tiendas chinas, y algunas ofrecían ofertas engañosas. Finalmente, terminamos comprando en un lugar donde los precios de los productos eran mejores.

En cuanto compramos la canasta básica, salimos a comprar aderezos y verduras, que también tienen precios exorbitantes. Un kilo de tomates cuesta 300 bolívares, equivalentes a 16,67 steems, solo para que se hagan una idea de lo caras que son las legumbres.

Hicimos la compra con base en el presupuesto familiar y solo adquirimos lo necesario, lo que en realidad nos alcanza para cuatro o cinco días.

Después de terminar de comprar, volvimos a casa poco después del mediodía.

Mi esposa preparó la comida mientras yo descansaba un rato. Cenamos sobre la 1:20 p. m. y, por la tarde, trabajé exclusivamente en la computadora, donde pude escribir mi publicación del día y publicar y votar algunos comentarios.

Cayó la noche, tomé mi infusión de malojillo y luego me fui a mi habitación.