RE: Ito, el zancudo filósofo.
La mayoría de las obras clásicas de la literatura han sido analizadas hasta dejar gabazos inútiles de sus historias. La sociología, la lingüística, la psicología, la crítica literaria, la pedagogía y hasta la psiquiatría han hurgado en ellas y han extraído lo que a cada una le interesa. Eso nos lo dan luego y, bueno, si estamos estudiando alguna disciplina en particular, nos vemos obligados a ver según los espejuelos que nos coloca el profesor. En este sentido, el estudio sistemático de las ciencias se parece al adoctrinamiento religioso, porque nadie quiere reprobar por no decir las cosas como se las presentó el profesor de la materia. Pero, bueno, no quiero desviarme.
Hay mucha simbología en el cuento que nos ocupa. Los colores, la edad de la niña, el lobo, el bosque solitario, la casa de la abuelita... ¡el lobo en la cama y la niña cerquitica de él! ¡Ufff! Y, bueno, no es nuevo el tema que presenta. Tú lo has precisado: 1697. Yo soy mala para almacenar datos como ese.
Pero cada cuento tiene sus villanos. Los lectores a veces vemos al que tenemos la libertad de ver; otras, vamos a la historia con los roles preestablecidos por quienes nos la venden, nos la cuentan, nos la van a evaluar. A veces tenemos la posibilidad o nos damos la oportunidad de desechar la versión que nos contaron y encontrar nuestra versión. Oímos las otras voces que también narran dentro del cuento.
Para responder a tu pregunta y no quitarte más tiempo, creo que los cuentos no nos muestran villanos equivocados, creo que en ocasiones nosotros nos equivocamos señalando a los villanos. Los cuentos nos muestran a unos personajes realizando algunas acciones. El lobo actúa como lo haría un lobo y devora a sus presas. Es su naturaleza. ¿Por qué deberíamos esperar que haga otra cosa?
Ahora me iré corriendo a leer lo que dices en Judas, el Elegido del Silencio.
Fue un gusto conversar contigo.