Moments [ENG/ESP]
That morning, I decided to take a break. I went into my usual café, the one where time seems to pass more slowly and the waiters already know my name. I ordered my usual: a frothy coffee with milk, served in a white cup that always reminds me of chats with my grandfather.
While I waited, the bustle of the place embraced me with a familiar warmth: glasses clinking, spoons hitting porcelain, soft laughter amidst other people's conversations. I watched as the waiter placed that perfect cup in front of me, the foam barely swirling over the coffee.
I took the photo as a reflection of that moment, not for aesthetics, but because I wanted to capture it. Sometimes you need to remember that there is beauty in the everyday. That a cup of coffee, a well-set table, a blurred background stacked with sugar packets, can be more comforting than any grandiose plan.
I took a sip. It was warm, smooth, with that slight bitterness that awakens the senses. I closed my eyes for a second and smiled. In that brief moment, between the foam and the aroma, I felt completely at peace.
Esa mañana decidí darme un respiro. Entré al café de siempre, ese donde el tiempo parece pasar más lento y los meseros ya me conocen por mi nombre. Pedí lo de siempre: un café con leche, espumoso, servido en una taza blanca que siempre me recuerda a las charlas con mi abuelo.
Mientras esperaba, el bullicio del lugar me abrazaba con una calidez familiar: copas tintineando, cucharillas chocando contra porcelana, risas suaves entre conversaciones ajenas. Observé cómo el camarero colocaba frente a mí esa taza perfecta, con la espuma apenas dibujando una espiral sobre el café.
Tomé la foto como un reflejo de ese instante, no por la estética, sino porque quería atraparlo. A veces uno necesita recordar que hay belleza en lo cotidiano. Que un café, una mesa bien puesta, un fondo borroso con sobres de azúcar apilados, pueden ser más reconfortantes que cualquier plan grandioso.
Tomé un sorbo. Estaba caliente, suave, con ese amargor ligero que despierta los sentidos. Cerré los ojos un segundo y sonreí. En ese pequeño momento, entre la espuma y el aroma, me sentí completamente en paz.
