Estoy de acuerdo con usted. A los niños hay que amarlos, mimarlos y darles todo cuanto podamos, pero es necesario reprenderlos con autoridad cuando el caso lo requiera. Yo viví en esa época en que, si no había más remedio, mi madre me daba unos buenos "cuerazos" y nada pasaba. Cogía el carril rapidito, sin odios ni ningún resentimiento. Ahora las cosas han cambiado tanto que vemos muchos niños irrespetuosos e incursionando en el ámbito que debe ser para los adultos. No es bueno castigarlos, sin embargo, se les debe poner carácter y corregirlos como debe ser. Éxitos...