Tu relato está lleno de verdad y sentimiento.
En Venezuela, como bien dices, cualquier excusa sirve para reunirnos, aunque sea con poco, pero con mucho corazón, y creo que esa es la parte más peligrosa, porque la conciencia del venezolano, de alguna manera, se va conformando con lo que hay, con lo que "esto es lo que me tocó vivir", o peor aún, con "con rodilla en el suelo, con Madura me resteo". Vos me entendéis.
Me tocó el alma esa excursión soñada con tu figura paterna… A veces, lo que no vivimos también deja huella. La vida no siempre permite el reencuentro, pero sí la memoria.
Lo que sí me gustaría saber es, ¿qué recuerdo abrazas más fuerte cuando llega el Día del Padre?
Hola, Ramón. La pregunta que me haces es difícil de responder porque creo que son muchas cosas. Pero en cuanto a eso me toca llorar en seco cuando regreso al pasado y no contar con la presencia de una de mis hijas que también decidió marcharse a costa de esta maldita robolución.
Muchas gracias por comentar. Saludos.
Son muchas las familias unidas por una videollamada conectada desde diferentes países y continentes :(