Naturalmente, Ízmeralda preservó una confianza fraudulenta en los demás, pero ese mismo valor le facilitó experimentar vivencias, pese a sus peligros, y le proporcionó un aprendizaje más valioso que cualquier fortuna.

En última instancia, comprender que la vida y la emancipación valen más que algunas monedas de oro es lo que hace que estas travesías dejen un legado profundo y un aprendizaje inolvidable.

Me alegra que hayas capturado el corazón de la historia, pues tras la emoción y el miedo, se percibía el brillo de la camaradería y la introspección que las chicas portaban.