Patricia y Pedro, eran dos investigadores, que cada día tenían una misión y era encontrar oro en una mina que tenían por las montañas. Patricia era una mujer que siempre iba con la bendición de Dios y esperaba que Dios la ayudara a ella y a su amigo a encontrar oro, pero Pedro era un hombre muy egoísta, y todos los días iba con el pensamiento de que si encontraba oro se iba a ir y no iba a ayudar a Patricia por qué eso no era problemas de ella. Ellos llevaban buscando en esa mina más de 1 años, y no encontraban nada, pues un hombre años atrás estuvo en esas minas y recogió todo el oro que pudo y lo escondió en esas mismas minas, aunque ellos no sabían ese dato.

Patricio cada día iba conociendo más las cuevas y se dio cuenta de que en el transcurso de su minería encontraba papeles con símbolos extraños y abajo de ellos un número, a ella le pareció extrañó, ya que todo parecía un rompecabezas que ella no sabía cómo armar, pues necesitaba un guía para eso, Patricia de todos modos los guardo por qué pensó que le iba a servir en algún futuro. Por otra parte, Pedro seguía con sus malos pensamientos, y cada vez estaba más loco por encontrar el oro. Uno de sus sueños era comprar un carro lujoso y presumirlo a todos sus amigos, algo muy malo de parte de él.

Llegó un 11 de febrero, dónde Patricia y Pedro salieron, pero está sería su última minería por qué ya se habían dado por vencido, Patricia había orado toda la noche, e iba con toda la fe del mundo esperando a ver si encontraba el oro uno de sus planes más grandes era sacar su casa adelante para que sus hijos pudieran tener la casa de sus sueños y que nunca les faltará el plato de comida, un gesto muy amable. El día estaba lluvioso, así que se les iba a hacer difícil a la hora de minar, pero no se dejaron llevar por la lluvia y siguieron adelante.

Estás vez decidieron ir juntos, para ver si juntos tenían más suerte y si fue así, Patricia a lo lejos vio como una roca muy extraña parecía como una puerta, ella se asustó al principio, pero muy emocionada le dijo a Pedro él al ver el brillo dorado no dudo ni un minuto en ver qué era eso, y resulta que era una caja fuerte llena de muchísimo oro, Pedro estaba super feliz, pero debido a la obsesión amenazo a Patricia con lanzarla, al vacío si no lo dejaba solo, Patricia estaba muy confundida, y le pidió ayuda, pues el oro era para los 2, pero Pedro no pensó así y no dudo ni un minuto y lanzo un poco de piedra a dónde estaba Patricia la cual se lastimó muy feo y debió a la lluvia el piso estaba muy resbaloso así que se fue corriendo de las minas.

Pedro reía de la emoción, pues ya no tenía a nadie que lo fastidiara y podía tener todo el dinero del mundo sin necesidad de compartir. Esos, pensamientos cada vez eran peores, pero toda acción tiene sus consecuencias:

Pedro: ¡Al fin tengo todo para mí! Después de tantos años de miseria, al fin tengo mucho dinero. Me compraré ese auto de mis sueños para ser la envidia de todos.

_{Algunas piedras valiosas para Pedro}

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