"Una imagen una historia"

in WORLD OF XPILAR4 days ago

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Imagen del concurso
Saludos @franyeligonzalez creo que es primera vez que participo en este tu concurso de imágenes, pero me gusto la experiencia, escribir para mi en estos momentos es como terapia.

El Banco del Olvido y del Tiempo

El banco de madera, viejo y desgastado, había sido testigo de muchos amaneceres y crepúsculos, de risas efímeras y lágrimas silenciosas. Hoy, bañado por la luz melancólica de un sol invernal que teñía el parque de tonos sepia, el banco sostenía dos siluetas.

Él, con su bufanda envolviéndole el cuello como un secreto, y ella, resguardada en su chaqueta, parecían estatuas en un jardín de recuerdos. Se sentaban espalda con espalda al mundo, frente a un sendero que se perdía en la neblina de los árboles desnudos. Habían encontrado ese lugar de manera casual, o quizás el destino, con su incomprensible humor, los había guiado hasta allí.


"A veces," comenzó ella, su voz un murmullo que apenas rompía el silencio helado, "siento que este banco guarda más historias que nosotros mismos."


Él giró ligeramente la cabeza, sin apartar la mirada del horizonte. "Historias no contadas, quizás. O historias olvidadas."


"¿Crees en el olvido, Daniel?"


Un silencio se extendió entre ellos, denso y cargado. Daniel, cuyo nombre sonaba a eco en el viento, sintió un escalofrío que no provenía del frío. Había conocido a Elena una semana antes, en una librería de segunda mano, tropezando con ella mientras ambos buscaban ediciones raras de poemas. Una conexión instantánea, extraña e innegable, los había unido. Pero con esa conexión, llegó una sombra, un velo sutil de misterio que la envolvía a ella, y que, inexplicablemente, él sentía que también lo cubría a él.


"El olvido es un escudo," respondió finalmente Daniel. "Nos protege de lo que no queremos recordar. Pero a veces, lo que olvidamos es lo que más necesitamos saber."


Elena río suavemente, un sonido parecido al rechinar de las hojas secas bajo sus pies. "Muy poético, Daniel. ¿Has olvidado algo importante?"


Él cerró los ojos por un instante, buscando en su mente. Había fragmentos, sensaciones. Un perfume familiar, una melodía lejana. La sensación de haber estado en ese parque antes, de haber visto ese banco bajo otra luz. Pero todo era difuso, inasible.


"No lo sé," admitió. "Es como si tuviera un rompecabezas incompleto en la cabeza. Las piezas están ahí, pero no encajan."


Elena apoyó su codo en el respaldo del banco, girándose para mirarlo, aunque él seguía mirando al frente. Su perfil era delicado, misterioso. Sus ojos, aunque él no los veía en ese momento, eran de un color incierto, a veces grises, a veces verdes, siempre profundos.


"¿Y qué hay de ti, Elena?" preguntó Daniel, sintiendo una punzada de audacia. "¿Tienes también piezas perdidas?"


Ella suspiró. "Más de las que me gustaría admitir. Hay un vacío, Daniel. Una parte de mi vida que es una página en blanco. Intento llenarla con fantasías, con suposiciones, pero ninguna se siente real."


"¿Y no te asusta?"


"Me aterra," confesó. "Pero también me intriga. Es como si el destino me hubiera despojado de algo para darme la oportunidad de encontrarlo de nuevo, y al hacerlo, encontrarme a mí misma."


Daniel finalmente giró la cabeza para mirarla. Sus ojos se encontraron, y en esa conexión hubo un destello, un reconocimiento. No era la primera vez que sentía eso con Elena. Era como si sus almas ya se conocieran de hacía mucho, mucho tiempo.


"Tengo un sueño repetido," dijo Daniel, su voz apenas audible. "Siempre estoy en un parque. Hay un banco, como este. Y hay una mujer sentada a mi lado. Pero nunca veo su rostro."


Los ojos de Elena se abrieron ligeramente. "Yo... también tengo un sueño parecido. Un hombre, un banco. Y una sensación de pérdida inmensa cuando despierto."


El viento sopló con más fuerza, agitando las ramas desnudas. Una hoja solitaria, aferrándose con tenacidad a una rama, finalmente se soltó y bailó hasta caer a los pies de Daniel.


"¿Crees que podríamos haber estado aquí antes, Elena?" preguntó Daniel, una sospecha de esperanza tiñendo sus palabras.


Ella se encogió de hombros, pero una sonrisa triste se dibujó en sus labios. "Quizás este banco es un punto de encuentro, Daniel. Un lugar donde el tiempo se dobla y las almas olvidadas vuelven a buscarse."


Daniel tomó su mano, un gesto espontáneo que se sintió tan natural como respirar. La piel de ella era fría, pero la conexión era cálida, eléctrica. Como si al tocarse, algo antiguo y latente se hubiera despertado.


"Daniel dijo, apretando su mano suavemente, "este no sea el banco del olvido, sino el banco de los reencuentros. Y quizás, si nos quedamos lo suficiente, las historias de este banco nos ayuden a recordar la nuestra."


Elena no respondió con palabras, pero la presión en su mano fue suficiente. En ese momento, bajo el sol invernal y el misterio latente, dos almas, separadas por el velo del olvido, comenzaban a desenterrar su propia historia, una sentada en el viejo banco que había esperado pacientemente su regreso.


Y hasta aquí mi participación invito a @paholags @sariana23 @napito 📢📢NUEVO CONCURSO | "Una imagen, una historia" 👈👈


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Por si quieren saber un poco de mi
Mi logro 1

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Gracias por visitar mi post

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 4 days ago 

¡Holaaa Mayberling!🤗

Te cuento que esta historia me hizo ver el olvido desde otro contexto el cual, me parece súper interesante de analizar, ya que generalmente, vemos al olvido solo como un elemento de superar una experiencia, pero detrás de ello, también está que es algo no superado y, optamos por hacer que no sucedió a través del "Olvido".

Me gustó tu relato... Te deseo mucho éxito en la dinámica. Un fuerte abrazo💚

Hola querida amiga, gracias por la invitación.

Me encantó la historia de Daniel y Elena en ese banco que, con seguridad, atraerá los recuerdos o en el que comenzará una nueva historia.

La conexión que hay entre ellos es hermosa, como dicen "amor a primera vista".

Saludos y bendiciones.