Mi vida como una pelicula: un viaje de locos
Un viaje de locos
—Compadre, ¿cómo le va? —saludó el señor Martínez, que informalmente todos llamábamos de Gregorio—. Hemos venido con una propuesta. Estábamos pensando en ir a la playa, ¿qué dices?
Esa idea, para mi padre, era más atractiva: estaba más cerca y regresaríamos el mismo día.
—O podríamos ir a la fiesta de mi prima... —sugirió mi hermana, nuevamente. Esa idea pareció agradarle a la hija mayor de los Martínez—. Además, ella los conoce. Vamos, ¿sí? Por favor, por favor.
Para ese momento eran dos pidiendo ir a la fiesta, así que las dos familias llegaron a la conclusión sencilla de hacer las dos cosas. Saldríamos al medio día, llegaríamos más tardar a las 8pm, disfrutaríamos la fiesta y regresaríamos al día siguiente haciendo parada en la playa, ¿qué podría salir mal?
Sin embargo, media hora después, volvió a accidentarse. Esta vez, estábamos en medio de la nada, la única compañía era de unas vacas que pastoreaban dentro de una finca y la soledad de la carreta. En mi cabeza infantil, me pareció una brillante idea de pasar las dos horas varadas en el camino molestando al hijo menor de los Martínez. «Oye, escóndete, tu camisa es roja y los toros te pueden atacar», le susurré con seriedad. El pobre niño lloraba, mientras yo reía y los adultos intentaban resolver cómo seguir andando. Encontraron la solución de remolcarlo hasta el siguiente pueblo donde volvieron a arreglar el carro. Ya ni siquiera sabíamos que hora era y todavía estábamos lejos de nuestro destino. Mi padre insistía en regresar, pero Gregorio, terco, insistía en avanzar.
Aun así, mi padre ya estaba un poco harto de los inconvenientes, así que tomó la decisión de amarrar los dos carros lo más cerca que podía, parachoques con parachoques. Era media noche y ya estábamos lejos como para regresar. Lo que era un viaje de 8 horas llevaba 12 horas de camino y todavía faltaba.
—Aprieta, que le voy a dar chola —fueron las palabras que le dijo mi papa a Gregorio, antes de arrancar y acelerar.
Iba tan rápido que había olvidado que llevaba otro carro amarrado al suyo, pero el cansancio y las ganas de llegar eran mayores. Una fiesta nos esperaba al final del camino y había pasado tantas cosas ese día, que ya solo deseábamos dormir.
—¡Llegó el comité de limpieza! —gritó mi madre al entrar por la puerta de la casa de mis abuelos, donde había sido la fiesta.
Eran las 3 am, la música ya no sonaba y había señales de botellas vacías. Por un lado, un joven borracho dormía en el sillón mientras sus amigos lo maquillaban, asegurándose que sus risas no lo despertaran. En los cuartos dormían los niños amontonados y tía intentaba recoger un poco antes de irse a dormir. Mis padres le comenzaron a contar toda la aventura y mi hermana estaba molesta por haberse perdido la increíble noche. Ya después de eso, no nos tocó más que descansar un par de horas. Los Martínez siguieron de largo para visitar a su familia y nosotros regresamos de donde no debimos salir. Y nunca fuimos a la playa.
Espero no haya sido un problema las imágenes que usé, puesto que, la verdad, no tengo fotos sobre eso y no me gusta exponer la imagen de mis conocidos sin consentimiento en internet. Los nombres también fueron cambiados, pero es una historia 100% y me encanta contarla. Además toda la vida he sentido que es digna de una película protagonizada por Robin Williams en vida junto a Eddie Murphy. Por eso, este ha sido mi aporte para el Concurso: Mi vida como una película
Aprovecho y quiero nominar a @yolyve, @nayita238 y @zulay7059 a participar también.
Nos leeremos a la próxima.
Até logo
Hola mi querida amiga @arpege, un placer saludarte
Aquí podemos notar como la emoción de asistir a una fiesta termina convirtiendose en una gran travesía llena de retrasos, inconvenientes, y a pesar de todas estas situaciones se puede notar que hay unión familiar y unas inmensas ganas por disfrutar, a veces planeamos una cosa y el destino o la vida nos tiene reservado otra muy diferente.
Te envío un abrazo 🤗. Bendiciones. Gracias por tu amable invitación.
De verdad siento que tentamos mucho al destino por insistir en ir a esa fiesta, pero las risas nunca faltaron jaja
Qué bonito recordar esos momentos caóticos que terminan siendo los más memorables.
Hubo risas, accidentes y cansancio, pero lo que más noté o lo que más resalta es el cariño entre las familias y esa amistad inquebrantable. ¡Gracias por compartir algo tan real!
Participante #6
Es de las mejores anécdotas que tenemos como familia, fueron tantas cosas aleatorias que siempre dije que era como una pelicula de comedia. Por eso no pude dejar pasar esta oportunidad para contárselos jaja
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Holaa, vaya que fue divertido y emocionante este viaje de locos me fueran invitado 😁 seguro voy. Suerte bye ❤️
Espero que hubieras llegado a tiempo a la fiesta jajaj