¡Holisss, amis! finalmente alisté todo y me fui a Neuquén, ese viaje que venía soñando desde que mis amigas me sorprendieron con el pasaje. Y qué les puedo decir… el día fue tan intenso como bonito, de esos que se sienten largos pero livianos, como si el alma viajara más rápido que el cuerpo, es raro, de explicar pero puedo resumir en que estaba muy emocionada jajaja

_{Portada de mi autoría creada con PicsArt}

Después de una noche de mal dormir (porque la emoción no me dejó pegar un ojo), me levanté a eso de las 3:30 am para prepararme. Mi vuelo salía a las 5:00 am, así que todo fue rápido: última revisión de la maleta, abrigo a mano, y ese nudo en el estómago que mezcla nervios con felicidad. El aeropuerto estaba tranquilo, con ese silencio de madrugada que te hace sentir que estás empezando algo importante.

A las 7:00 am ya estaba aterrizando en Neuquén, con el cielo despejado y una brisa fresca que me dio la bienvenida. Y ahí estaba ella, esperándome con una sonrisa gigante: mi amiga Estefanys. Nos abrazamos fuerte, de esos abrazos que dicen “¡por fin!”. Fuimos directo a su casa, donde me recibió con un desayuno típico (facturas) y una energía hermosa. Y como si eso no fuera suficiente, conocí a su perrita, que es un amor total. Se me acercó con curiosidad, me olfateó, y en menos de cinco minutos ya éramos amigas inseparables jajaja, es de raza bichón maltés, es muy pequeñita.

Después de descansar un rato y ponernos al día, salí por la tarde a conocer un poco de la ciudad. Caminé por calles tranquilas, vi plazas llenas de árboles, y me dejé llevar por esa calma que tiene Neuquén, tan distinta al ritmo de Buenos Aires. Me encantó ver cómo la ciudad combina lo moderno con lo natural, cómo se siente abierta, amplia, con cielo grande y horizonte limpio.

Y para cerrar el día con broche de oro, me encontré con un atardecer neuquino que me dejó sin palabras. El cielo se tiñó de naranjas, rosas y dorados, y yo me quedé ahí, en silencio, simplemente mirando. Fue uno de esos momentos que no necesitan filtro ni palabras, solo presencia.

Este primer día en Neuquén fue todo lo que necesitaba: reencuentros, ternura, descubrimiento y belleza. Me siento agradecida por tener amigas que me regalan viajes, por tener perritas que me reciben con amor, y por tener la oportunidad de seguir explorando este país que me sigue sorprendiendo.

Saludos y bendiciones para todos💗💗💗

Todas las imágenes de éste post son de mi autoría y de mi galería personal