¡Holisss, Steemians! Hoy les traigo un vlog muy especial, porque marca el inicio de una nueva aventura: mi primer día recorriendo Buenos Aires, una ciudad que me sorprendió desde el inicio hasta el final.

_{Portada de mi autoría creada con PicsArt}

🌿 Mi primer día en Buenos Aires: entre naturaleza, cultura y un sobrino perruno llamado Boki. Amanecí con esa mezcla de emoción y curiosidad que solo se siente cuando estás en un lugar nuevo. Aunque ya había investigado bastante sobre Buenos Aires, nada se compara con la experiencia de caminar sus calles, de ver cómo se mueve la gente, de sentir el clima, de escuchar los sonidos reales. Así que me puse ropa cómoda, agarré mi botella de agua, y salí a explorar tal cual turista.

Mi primera parada fue Belgrano, un barrio que me habían recomendado por su mezcla de arquitectura, historia y tranquilidad. Apenas llegué, me di cuenta de que no exageraban. Belgrano tiene ese aire de ciudad elegante pero accesible, con casas antiguas, árboles enormes, y una vibra que te invita a caminar sin apuro. Me encontré con plazas llenas de niños jugando, adultos leyendo en los bancos, y parejas paseando con sus mascotas. Todo se sentía muy vivo, pero sin el caos de otras zonas más céntricas.

Caminé por la Avenida Cabildo, que es como una columna vertebral del barrio, llena de tiendas, cafés y movimiento. Pero lo que más me gustó fue perderme por las calles más pequeñas, esas que no salen en los mapas turísticos pero que tienen su propia magia. En una de ellas encontré una librería de segunda mano, y aunque no compré nada, me quedé un buen rato hojeando libros y hablando con el dueño, que me contó historias del barrio como si me conociera de toda la vida.

Después seguí caminando hacia el Barrio Chino, que está justo en la zona de Belgrano. Ya desde lejos se siente el cambio: los colores, los aromas, los carteles en mandarín, todo te transporta. Entrar al Barrio Chino fue como cruzar un portal. Me encontré con mercados llenos de productos asiáticos, puestos de comida callejera, y una energía muy distinta. Probé unos dumplings que estaban deliciosos, y me compré un té de jazmín que me acompañó el resto del recorrido.

Lo que más me sorprendió fue la cantidad de naturaleza que rodea toda esta zona. Hay árboles por todas partes, plazas bien cuidadas, y hasta pequeños jardines escondidos entre edificios. En un momento me senté en la Plaza Barrancas de Belgrano, que tiene una vista hermosa y una tranquilidad que no esperaba en una ciudad tan grande. Me quedé ahí un rato, simplemente respirando, mirando a la gente pasar, y agradeciendo por estar ahí.

Pero lo mejor del día vino al final: conocí a mi sobrino perruno, Boki. Ya me habían hablado de él, pero verlo en persona fue otra cosa. Es un perrito adorable, con una energía que contagia y unos ojitos que te derriten. Apenas me vio, se me acercó como si ya supiera quién era. Jugamos un rato, le di unas caricias, y me acompañó en una caminata corta por el parque. Fue como cerrar el día con un abrazo peludo.

La conexión con Boki fue instantánea. Me hizo sentir en casa, me recordó lo bonito que es tener vínculos sinceros, incluso con seres que no hablan nuestro idioma pero que entienden todo con una mirada. Me sentí feliz, completa, y con el corazón blandito.

Conocer a Boki fue el broche de oro. Me recordó que los viajes no solo se tratan de lugares, sino de encuentros. Y que a veces, el mejor momento del día es ese en el que un perrito te mira como si fueras su persona favorita.

Este fue solo el primer día, y ya tengo mil cosas que quiero seguir compartiendoles. Pero por ahora, me quedo con esta sensación de gratitud, de alegría, y de ganas de seguir caminando.

Gracias por leerme, por acompañarme en esta aventura, y por ser parte de este espacio donde comparto lo que vivo y lo que siento.

Nos vemos en el próximo post, con más recorridos, más fotos, y más historias de éste increíble viaje.

Saludos y bendiciones para todos💗💗💗

Todas las imágenes de éste post son de mi autoría y de mi galería personal