Recientemente, tuve el placer de compartir una comida abundante con mi hermano en el restaurante Al Habib, ubicado en el bullicioso DHA Fase 2, conocido por sus generosas porciones y su deliciosa oferta.

La experiencia fue un deleite para los amantes de la gastronomía.

Al acomodarnos en nuestros asientos, el aroma a carnes recién asadas y frituras crepitantes inundó el aire, creando el ambiente perfecto para lo que estaba por venir.

El plato fuerte de nuestra comida fue, sin duda, la imponente hamburguesa de pollo.

Servida en una bandeja con compartimentos, la hamburguesa incluía múltiples filetes de pollo frito crujientes con capas de queso, todo envuelto en suaves panecillos con semillas de sésamo.

Una brocheta de madera sujetaba la imponente creación, convirtiéndola en una obra maestra tanto visual como culinaria.

La bandeja también incluía papas fritas doradas, sobres de kétchup y mayonesa, y una bebida fría, el acompañamiento perfecto para una hamburguesa rica y crujiente.

Para complementar esto, también pedimos un plato de barbacoa compuesto por jugosos trozos de tikka a la parrilla, servidos con naan, ensalada fresca y una rodaja de limón para darle un toque especial.

Los sabores eran intensos y satisfactorios, reflejando la reputación del restaurante por sus especialidades a la parrilla estilo desi.

El ambiente era informal pero acogedor, con una decoración sencilla y limpia que permitía que la comida destacara.

Cenar con mi hermano hizo la experiencia aún más agradable: una velada memorable llena de buena comida, risas y excelente compañía.

Mientras disfrutábamos de nuestra deliciosa comida en el restaurante Al Habib, algo inesperado ocurrió en casa.

Ese mismo día, habíamos comprado unos pollitos de colores (llamados chooza en urdu) que piaban y jugaban alegremente.

Sentado en el restaurante, oía ruidos extraños fuera de casa, pero no les di mucha importancia y no me molesté en comprobarlo.

Cuando finalmente regresé a casa, me quedé atónito al ver que un gato se había comido a tres de los pollitos justo delante de mí.

Fue un momento tan desgarrador que no podía creer lo que acababa de pasar.

Al ver mi disgusto, mi padre tuvo la amabilidad de traer a casa un nuevo pollito amarillo, que se puede ver en la foto que tomamos.

Aunque no pudo reemplazar a los que perdimos, ese pollito nos trajo algo de consuelo y alegría después de un incidente tan triste.

Era dulce y tranquilo, y nos aseguramos de mantenerlo a salvo de ahora en adelante.

Ese día fue realmente una mezcla de emociones, desde disfrutar de una buena comida con mi hermano hasta lidiar con la visita inesperada de un gato hambriento y furtivo.

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