Mi segundo día en el Campamento Espiritual comenzó a las 5:00 a. m., hora en que todos los hermanos y hermanas de fe se levantaron para comenzar la oración matutina. El servicio de oración duró una hora, en un ambiente fresco y muy natural, ya que estábamos en el campo, y solo se oía el canto de los pájaros y el rumiar de otros animales.

El frío era muy intenso, e incluso los niños se levantaron para unirse a la oración. Dedicamos un tiempo a orar por las familias de los hermanos y hermanas presentes en el campamento. Oramos por nuestro país, Venezuela, por las autoridades gubernamentales, para que Dios tomara el control de todo.

Al final de los 60 minutos de oración, dimos paso a los adoradores, quienes cantaron alabanzas. Esto fue muy especial, ya que se sintió una paz especial en el campamento y hubo gran armonía durante todo el servicio matutino.

A las 6:40 a. m., me llamaron para enseñar o predicar la palabra de Dios, que duró 50 minutos. Hubo mucha motivación y alegría al servir a Dios en un ambiente al aire libre y en un campo lejos de la ciudad, lo que hizo que el campamento espiritual fuera todo un éxito.

El servicio matutino terminó alrededor de las 8:00 a. m., donde algunos hermanos regresaron a las hamacas, otros se encargaron de preparar el desayuno y la mayoría de los jóvenes decidieron nadar en la piscina, ya que se respiraba un ambiente fraternal muy agradable.

Cuando el desayuno estuvo listo, todos nos pusimos en fila para recibir nuestra comida y seguir compartiendo en armonía.

El pastor principal designó al comité responsable de preparar la comida del mediodía, ya que después del almuerzo debíamos recoger nuestras cosas en el campamento, ya que el camión que nos llevaría de regreso a la ciudad llegaría a las 4:00 p. m.

Alrededor de la 1:00 p. m., el almuerzo estaba listo y nos formamos de nuevo para recibir nuestra comida y compartir unos deliciosos bollitos de carne.

La tarde se acercaba y los niños y jóvenes tuvieron que salir de la piscina porque era hora del camión que nos llevaría de regreso a casa.

Recogimos todo, el camión llegó a las 4:20 p. m. y nos reunimos en una cadena de oración para agradecer a Dios por todo lo que logramos en el Campamento Espiritual y regresar a casa en paz.