Has sido víctima del hechizo abracadabra por parte de un mago y debes responder obligatoriamente a preguntas que te harán pensar. No olvides que, si no eliges una opción, el hechizo será peor. Recuerda justificar tus respuestas.

1. Que cada vez que digas tu nombre suene un tambor o que cada vez que camines te sigan mariachis.

Bueno, eso de que suene un tambor cada vez que yo mencione mi nombre hasta me parece divertido y me gustaría verle la cara de asustados a aquellos que me pregunten el nombre y escuchen el sonido de ese tambor. Y con respecto a los mariachis, ¡sape! Eso de que a uno lo estén siguiendo unos mariachis serenateros todo el tiempo, es como para volverse loco. Prefiero que me sigan Dua Lippa, Taylor Swift y Miley Cyrus. Si me siguen las 3 juntas no importa.

2. Ser increíblemente inteligente pero muy feo o ser increíblemente bello pero muy tonto.

Eso de ser feo se elimina a punta de billetazo y los que tienen el don de la inteligencia por lo general no se mueren de hambre. Ser bello y tonto a la vez de nada te sirve, porque de seguro que eres un limpio.

3. Que tu celular solo tenga 1% de batería para siempre o que tu internet siempre sea lentísimo.

Bueno, eso del Internet super lento es cosa de cada rato, sobre todo con la actual situación de los barcos de Trump en el mar Caribe que tiene chorreados a unos cuantos. Ahora bien, eso de tener el celular siempre a punto de apagarse es como para sufrir de un ataque de ansiedad, porque a través de ese aparatico es que uno mueve los reales.

4. Que cada vez que llores caigan confetis o que cada vez que rías salga humo de colores.

Igual que con el caso del tambor que suena, muchas veces me reiría a propósito en determinados lugares para verles las caras de chorreadas, por ejemplo, a unas cuantas secretarias o recepcionistas antipáticas entre otros personajes.

5. Que tu ropa cambie sola de color todos los días o que siempre huela a galletas recién hechas.

No es tan mala idea que mi ropa cambie de color todos los días como para disimular la enorme pelazón que me aqueja por culpa del socialismo del siglo XXI. Y si huele a galletas no importa. Es mejor que huela así a que huela a violín.

6. Medir la mitad de lo que mides o pesar el doble de lo que pesas.

Creo que no me gustan ninguna de estas dos ideas; pues no quiero parecerme a un enano de circo ni ser similar a un hipopótamo.

7. Que tu risa suene como un pato o que tus estornudos salgan con papelillos.

¡Sape! De reír así mejor es no volverse a reír. Entonces no volvería al cine a ver películas de comedia. Y en caso de estar engripado, lo mejor sería no salir a la calle o me pondría un tapabocas por si acaso.

8. Usar siempre ropa sudada o lavarte los dientes con el cepillo de otra persona.

Sería terrible andar todo el tiempo oliendo a fuchi. Me obligarían a no salir a la calle a hacer las diligencias. Y en cuanto a los dientes, preferiría hacer buches con algo de pasta dental porque considero que los cepillos son algo muy personal.

9. Comer pizza con chocolate encima o helado con salsa de tomate.

Bueno, creo que si la persona tiene un hambre berraca (uno o dos días sin comer) no le importaría comer cosas así, porque hay un dicho que dice: “A buen hambre no hay pan duro”

10. Que te persiga un pato gigante o un ejército de gatitos enojados.

¡Sape! No quiero nada con los patos, pero si veo la cosa color de hormiga, no me queda de otra: a correr que tiran piedras.

_{Invitación: @inspiracion, @paholags, @danapalooza}