Una reflexión inspirada en la desgarradora historia de Humaira Asghar.

Alguna vez fue vista en pantallas… una actriz, una modelo, un rostro público.
Humaira Asghar vivía sola en su departamento en Karachi. Luego… falleció.
Y sorprendentemente, nadie lo supo, en serio.

Ni durante seis meses. Ni un vecino, ni un amigo. Ni siquiera su familia... hasta que su cuerpo fue descubierto accidentalmente durante un aviso de desalojo.

Su muerte pasó desapercibida. Su ausencia, ignorada. Y el silencio que la rodeaba… ensordecedor.

Cuando la noticia salió a la luz, conmocionó a la gente. Algunos se sorprendieron... otros mostraron simpatía... y otros simplemente siguieron deslizando la pantalla.

Incluso se informó que su propio padre se negó a reclamar su cuerpo. “Hagan lo que quieran con ella”, supuestamente dijo.
Pero solo Alá conoce la verdad completa. No afirmamos tener certeza sobre lo que ocurrió a puertas cerradas, pero este incidente nos obliga a reflexionar.

[source]https://images.app.goo.gl/ss98oEzh47MUUNwV6

Llegamos a este mundo creyendo que importamos, que nuestra presencia significa algo, que nuestra ausencia resonará con fuerza en los corazones de los demás.

Pero esta historia es un recordatorio brutal de que
a veces no es así.
A veces, te vas… y el mundo simplemente sigue adelante.

Las personas aprenden a vivir sin ti...
La vida llena el vacío que dejaste.
Y eventualmente, tu nombre se desvanece de las bocas que alguna vez lo pronunciaron con amor.

[source]https://images.app.goo.gl/471cKd3JeMX2piwW9

Y esta no es solo la historia de Humaira.
Es un espejo... sostenido frente a todos nosotros.

Pasamos la vida intentando agradar a los demás. Intentando ser vistos, ser recordados, ser amados.
Pero al final… ¿quién realmente te recuerda cuando ya no estás?

Aunque seas famoso. Aunque seas amado. Aunque seas amable.

Este mundo es temporal… Y en esta duniya fugaz, nada permanece.
Ni tu belleza. Ni tu fama. Ni tu presencia.
La gente se va, la gente olvida, la gente sigue adelante.

[source]

Vive, en cambio, para ser visto por Aquel que nunca olvida.
Aquel que observa en silencio incluso cuando el mundo te da la espalda.
Y ese es Alá.
Él es el único que conoce toda la verdad.
El único que se preocupa incondicionalmente.
El único que nos recuerda para siempre.