Holaaa , como van?
Hay días en los que una ni siquiera sabe qué ponerse… y este fue uno de ellos.
No porque no tuviera ropa, sino porque mi emoción no cabía en un solo color.
Amo a los niños con todo mi corazón, así que imaginar que uno nuevo venía en camino me tenía llena de nervios y ternura.

Esta revelación de sexo fue la de mi tía Luli, y aunque ya espera a su segundo hijo, la emoción era como si fuera el primero. Era la primera vez que yo asistía a algo así, y de verdad: ¡qué experiencia tan linda! Todo estaba lleno de ilusión, de risas, de curiosidad. Nadie sabía el sexo del bebé, solo una de las hermanas, y eso hacía que cada detalle tuviera un toque de misterio.
Yo fui vestida de rosita, pero llevé dos regalos, porque aunque el color decía “niña”, mi corazón estaba feliz con cualquiera de las dos posibilidades. Si creías que era niña, llevabas toallitas; si pensabas que era niño, pañales. Así que, por si acaso, ¡yo fui preparada!
La fiesta estuvo llena de dinámicas, juegos y risas.

Mi familia —por parte de mamá y de papá— es así: alegre, unida, de esas que convierten cualquier reunión en una celebración. Comimos delicioso, bailamos, competimos, nos reímos hasta el cansancio.

Y luego, llegó el gran momento.
Nos dieron una cajita misteriosa, que solo podíamos abrir cuando se anunciara el sexo del bebé. Pero claro, la caja estaba tan bien asegurada que nadie podía adelantarse, y todos nos moríamos de la intriga. Cuando por fin se dio la señal y logramos.

🎉 ¡Era un niño! 🎉

El grito fue unánime.
Nos abrazamos, reímos, algunos lloramos —pero de felicidad pura. Hasta quienes apostábamos por la niña sentimos esa alegría cálida que solo da la vida nueva. Fue un momento mágico, sobre todo cuando el hermanito mayor, en su inocencia, dijo que él ya sabía que sería un niño… ¡y hasta mencionó el nombre!
Al final, entre abrazos y lágrimas, todos coincidimos en lo mismo:
lo único verdaderamente importante es que el bebé venga con salud, porque el amor, eso ya lo tiene asegurado.
Y mientras miraba la felicidad de mi tía Luli, pensaba que ojalá la vida me siga regalando momentos como este.
Las revelaciones de sexo son mucho más que globos o colores; son una pausa para celebrar la esperanza, la familia y el milagro de lo que viene.