LoNo fue una noche más
Había algo en el aire que lo anunciaba sin palabras: esa noche no sería una más. Tal vez era el murmullo contenido detrás de las puertas cerradas, o la manera en que las luces cálidas parecían abrazar cada rincón del salón, como si supieran que estaban a punto de ser testigos de un encuentro especial.
Afuera, la ciudad seguía su curso con indiferencia, pero adentro, el restaurante latía con un ritmo propio. Las paredes de ladrillo visto guardaban historias de otras noches, otras risas, otros brindis. En ellas colgaban fotografías en blanco y negro, fragmentos detenidos del pasado que parecían observar en silencio, como guardianes del tiempo.
El gran mural de una plaza italiana, en el corazón del salón, ofrecía un escape imaginario, un suspiro hacia lugares donde la vida se saborea sin apuro. Era un escenario perfecto para lo que estaba por suceder: una noche en la que la comida no sería solo alimento, sino lenguaje, abrazo, memoria.
Los mozos se movían con esa gracia que solo da la costumbre y el cuidado. Las mesas, largas y blancas, comenzaban a vestirse para la ocasión. Cada copa alineada, cada cubierto en su lugar, como si en esa precisión se escondiera una forma de amor. En la mesa principal, globos dorados y blancos flotaban tímidos, dejando ver que detrás de la celebración había cariño, nostalgia y muchas ganas de agradecer.
La cocina ya comenzaba a latir fuerte. El primer plato fue una ensalada caprese con jamón crudo: tomates frescos, mozzarella suave, hojas de albahaca que perfumaban todo alrededor. No era solo una entrada; era una bienvenida, un gesto, una caricia en forma de sabor.
Luego vinieron los bocados calientes, servidos en una fuente generosa: croquetas, buñuelos, empanaditas crujientes. Cada uno parecía decir “probame”, “compartime”. Y así, entre charla y sonrisa, los platos iban uniendo a los invitados mucho antes del brindis.
Porque al final, eso era lo que importaba: estar ahí, juntos. Haciendo de una noche cualquiera un recuerdo que, con suerte, viviría por mucho tiempo en el corazón de todos los presentes.
Las fotografías y lo escrito son de mi autora.
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Recuerda indicar el dispositivo con el cual fueron tomadas las fotografías. La segunda imagen me da la impresión que sea una captura de pantalla.