Domingo de recuerdo // Un cumpleaños especial

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Hace más de doce años, celebré un cumpleaños muy especial, ya que estuvieron presentes, junto a mi esposa e hijos, por supuesto, mis hermanos y los más allegados amigos del pueblo en que nací. Desde que me radiqué en la ciudad de Barcelona, unas tres décadas atrás, estas fechas las festejamos siempre con mucho entusiasmo en nuestra casa o en el amplio hogar donde vivieron los padres de mi esposa; son siempre veladas muy agradables donde se cocina y se comparte alegremente; pero para este cumpleaños que hoy reflejo en esta disertación y en estas imágenes, nos encontrábamos disfrutando de unas vacaciones en ese lugar donde vine al mundo y casi todos los que me conocen se pusieron de acuerdo para un efusivo compartir durante todo el día.

Como nací un tres de mayo, día de la cruz, entre mis hermanas y mi esposa confeccionaron una imponente cruz que colocaron en el sitio más visible del espacioso patio en que se realizaría la velada. Para que recordara los años de mi inquieta niñez, por otra parte, elaboraron una piñata como las de esa época; es decir, un taparo de considerable tamaño, al que se le ha extraído todo su contenido interior y se adorna con papeles de colores para colgarlo, darle con un palo y partirlo para que los caramelos se desparramen por el piso.

Además de la carne que habíamos comprado para cocinar una parrilla, uno de mis hermanos se apareció a media mañana con un chivo completo porque, según él, toda buena celebración debe acompañarse con un tarcarí; otro amigo de la infancia que se dedica a la comercialización de los productos del mar trajo una buena cantidad de pescado y de mejillones para freírlos de pasapalos y un primo, que es fanático de estos sabores marinos, salió en seguida a buscar un montón de casabe… Era demasiada comida, pero todos decían que era mejor así, si algo queda, lo guardamos y ya.

La música y el baile, evidentemente, no podían faltar; viejos y jóvenes se dedicaron, durante las primeras horas de la noche, a echar un pie, mientras gritaban y jalaban a los que se encontraban sentados hacia el centro de la improvisada pista. Después, ya cuando esos eufóricos momentos se aplacaron, los amigos folcloristas que también estaban allí, entonaron sus galerones a la Santa Cruz y continuamos cantando hasta que amaneció.

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Invito a los amigos:
@lirvic,
@mayberling y
@rosselena

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_{Nota: Todas las imágenes pertenecen al autor y fueron tomadas con una cámara Sony, modelo: DSC-W180.}