Era una noche totalmente oscura, sin estrellas y sin luna. Me tocó salir casi a a las 12 a comprar un medicamento en la farmacia, debido a que mi hermano se había comido unas caraotas viejas y andaba con un terrible dolor de barriga. Las calles estaban también demasiado oscuras a causa del abandono de la municipalidad, pues el alcalde dejó que todos los focos de los postes se quemaran. Quizás el hombre consideró que el alumbrado público es algo que no hace falta. Y por allí se sentía también el olor nauseabundo de la basura acumulada en las aceras y de las aguas negras que se escapaban por las alcantarillas.

Lo cierto del caso es que, a mitad de camino, en medio de la soledad de la noche y al lado de una iglesia en ruinas, donde se escuchaba el chirrido de las viejas puertas que se movían con la brisa, justo allí se me apareció una mujer hermosa quien despedía alrededor de su cuerpo una especie de halo luminoso. Era blanca y de labios muy rojos, y sus ojos me hicieron recordar a la antigua actriz María Félix.

-¿Quién eres? -me atreví a preguntarle.

-Me llaman La Sayona -me respondió con una voz como de narradora de noticias, pero dejando ver sus afilados colmillos.

-Me parece haber escuchado hablar de una tal Sayona dizque es un espanto que se le aparece a los hombres infieles. Pero, bueno, yo no tengo por qué temerte porque, primero, creo que no eres ningún fantasma y, segundo, yo no soy ningún infiel porque soy soltero y sin compromisos.

-Bueno, más que un fantasma, me considero un símbolo.

-¿Un símbolo? ¿Cómo así?

-Soy el símbolo de la esperanza, de la libertad.

-¿De la libertad de quienes?

-De la libertad de millones de personas, incluido tú mismo.

-No te entiendo. Pero, de todas maneras, me gustaría saber por qué llevas en tus manos unas llaves y una soga.

-Las llaves son para abrir el candado que le cierra las puertas a la justicia y la soga es para condenar a muerte a los opresores del pueblo.

Justo en ese instante vi algunas luces en el cielo y sentí el estruendo de varias explosiones a lo lejos. La Sayona se esfumó como la niebla y una luna llena apareció iluminando la ciudad como un foco gigante.

_{Invitación: @theatrorve, @norat23, @adriancabrera}