Cuando se es joven se tienen muchos ideales. Yo pensaba en casarme y tener una gran familia. No recuerdo a qué edad pensé en tenerla, pero sí recuerdo que lo deseé mucho. Con el tiempo vinieron los cambios de planes y de ideales. Llegó el momento que sólo quería ser una mujer independiente económicamente hablando.

Esto sucedió cuando apenas tenía 13 años. Estaba estudiando en mi liceo y decidí que haría una carrera corta para luego, no depender económicamente de nadie. Lo que mi madre siempre decía era que todas mis hermanas y yo, debíamos estudiar y graduarnos, “para que nunca tuviésemos que depender de un hombre.” Como lo hizo ella, con mi papá.

Así fue, como mi mente fue madurando esta idea de ser independiente. Entonces, inicié por preguntar a mis profesores del tercer año de bachillerato, del liceo donde estudiaba.

Una vez hablando con una profesora de una materia, a la que llamamos profesora guía, le pregunté -qué me recomendaba como carrera para estudiar en forma rápida y ganar dinero a la vez?-

Ella me habló de la escuela para maestros y en segundo lugar de la enfermería. Cuando me lo dijo, de inmediato recordé que siempre, desde pequeña en mi casa, me llamaba mi padre con el apodo de enfermera.

Así que me animé a averiguar. Fue así que supe que esta escuela de enfermería, recibía a los alumnos desde el tercer año, justo para mí. Ya estaba terminando a mis 15 años el tercer año. Fui a la escuela de enfermería, averigüé los recaudos y yo sola, fui a sacarme todos los documentos que allí exigían para iniciar esta carrera.

Casualmente al finalizar mi tercer año, cuando fue el día de ir a averiguar, ese mismo día había comenzado una serie de entrevistas. Todo estaba dispuesto para mí. Me entrevistaron tres profesoras y respondí a todas sus preguntas. Luego había otra selección por las notas y allí quedé. Como estudiante, en una escuela técnica asistencial de enfermería.

Fue mi primer logro. Desde el segundo año de esta carrera de enfermería, recibí beca de estudio. Ya empezaba a ser independiente económicamente, tal como yo lo deseaba. Me gradué a los 18 años. Y de allí a ejercer mi carrera a otras ciudades. Ya tenía un contrato de trabajo, antes de graduarme, solo debía pagar con ese contrato firmado, por un año de trabajo en un buen hospital.

Después de 18 meses de trabajar allá, debí renunciar por motivos personales. Cuando volví a a mi ciudad, ya tenía reunido cierta cantidad de dinero y compré mi primer vehículo, un Malibú. Este auto estuvo conmigo por casi 15 años.

A los 5 años de trabajar como enfermera. Reuní suficiente dinero para comprar un apartamento. Lamentablemente debí entregarlo, porque recibí el cupo para estudiar en la universidad y debí decidir entre una cosa y la otra.

Me fui a estudiar a la universidad, me llevé mi auto. También tuve becas y además pude trabajar durante todas mis vacaciones para reunir dinero, y pagar lo necesario durante los semestres. Al terminar de estudiar, con mis propios medios también, vendí mi Malibú y me compré un Toyota Corolla.

Estuvo este auto conmigo, por 5 años. Luego lo vendí. Mientras trabajaba en otra ciudad, seguí estudiando con mucho esfuerzo. Tenía un hijo, al que llevaba para todas partes. El dinero del auto lo obtuve con la idea de comprarme un equipo de ecografía. Ya había hecho la subespecialización y quería comprar el equipo. Así que vendí mi auto y me dediqué a trabajar en un consultorio en forma independiente, con mi equipo.

Han pasado varios años de esto. Estoy hablando de cerca de 30 años. Ya pasé por 3 equipos diferentes de ecografía, pero nunca más pude comprar otro apartamento, ni otro auto. Las cosas cambiaron mucho.

Todo más difícil. Decidí quedarme en mi país y me dediqué a darle toda la educación a mi hijo. Ese sería mi legado para él.

El se graduó. Es ingeniero informático. Estamos juntos en casa, el y yo. Él no desea salir del país y yo, mucho menos. Nos quedamos. Seguimos trabajando. Y ahora nuestros deseos son poder ahorrar para comprar el auto que ya no pudimos tener por tanto tiempo.

Los deseos, las metas, las aspiraciones no terminan nunca. Mientras este viva siempre estaré pensando que con mi esfuerzo puedo seguir obteniendo las cosas que deseo adquirir.

Aún soy una profesional activa, espero que si Dios me da salud y vida, lo demás lo pondré yo con mi esfuerzo. Prontamente se estarán cumpliendo nuestros deseos. El de mi hijo y mío. Si es la voluntad de Dios.

Donde vivo no es mi casa, es la casa materna. Mis hermanos decidieron dejármela. Aunque no tengo la titularidad, voy a empezar a arreglar estos documentos porque quiero venderla. Pasarle a cada quien su parte. Lo que me han dado se los devolveré. Quiero tener una casa pequeña, tipo estudio. No quiero tener que caminar tanto dentro de una casa.

Todo lo que he obtenido en mi vida lo he obtenido a fuerza de sacrificio, constancia y dedicación. Y aún lo sigo haciendo.

Así que la suma de todos mis pequeños esfuerzos son los que hoy me han dado la paz, la tranquilidad, la esperanza y los motivos, para pensar que todo se puede alcanzar si realmente le pones tu mayor fuerza de voluntad y amor por lograrlo.

Muchas gracias por este concurso de la amiga @miyexi, donde propuso el tema en la comunidad Steem Venezuela, sobre “la suma de los pequeños esfuerzos es resultado de..."

Invito a participar a @wlin, @haidee y @zory23.

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