Tell your story #63/De emergencias, en el hospital
Después de algunos meses sin ir a la casa de campo, me decidí visitarla. Sabía que la casa estaba un poco abandonada porque necesitaba limpieza y orden, además de que yo debía visitar a mi gato, que estaba bajo el cuidado de mis familiares, y al que tenía bastante tiempo sin hacerle un cariño. Ya me estaba haciendo falta, así que me dispuse a viajar hasta el pueblo, hice mis maletas, compré alimentos suficientes y tomé el autobús hasta el campo.
Cuando llegué a la casa busqué al gatico, lo acaricié, hablé con él, y él estuvo muy contento porque no se despegaba de mí. Enseguida, comencé a limpiar la casa, a ordenar todo y también me di cuenta de que el lecho sanitario de mi gato se había roto así que me dispuse a improvisar uno mientras iba al pueblo a comprar una buena bandeja para este fin.
Hablé con una vecina que me dio una gavera de refrescos que ella tenía y yo le coloqué bolsas plásticas y la arena necesaria para que el gato pudiera hacer un buen uso de su sanitario. Cuando ya había terminado de arreglar la cajita improvisada, tomo a mi gato cargado para colocarlo en ella pero él no se percató de que era yo y se asustó. Así que para defenderse de lo que pensó era un posible ataque me hincó uno de sus colmillos en mi mano derecha.
Enseguida lo coloqué en el suelo y cuando me vi la mano me había hecho un pequeño agujero y me sangró un poco. Procedí a lavarme con bastante agua, usé líquido antibacterial y luego, cuando vi que ya no sangraba, cubri con una vendaje limpio. Al día siguiente noté que tenía la mano hinchada por lo que consulté con los vecinos y decidimos ir al hospital que queda a unos kilómetros de la casa. En ese momento comencé a asustarme porque no pensé que se podía inflamar y causar dolor.
Cuando llegamos al hospital, esperé unos cuantos minutos y una doctora joven y atenta me atendió. Le conté lo que me había pasado, ella me revisó, me preguntó si el gato era de la casa. Le respondí que sí, que era mi gato y que tenía todas sus vacunas. Me dijo que me colocaría una vacuna antitetánica y me pondría tratamiento con antibióticos y antiinflamatorios.
Así fue. Una vez ya cumplidos todos los pasos procedimos a comprar las medicinas y comencé de una vez con el tratamiento. Luego llegué a la casa, ya con menos susto y aliviada, procedí a descansar un rato.
En realidad, no puedo culpar al gato porque fue mi imprudencia haberlo tomado por la espalda sin que me viera. Él solo trató de defenderse ante lo inesperado. Así que de ahora en adelante debo tener mucho más cuidado con él y con cualquier otra mascota que tengamos, sean gatos o perros. Ellos tienen sus maneras de actuar y de defenderse, así que lo que priva en todo momento es la precaución al momento de querer interactuar con ellos para evitar eventos como estos, que siempre causan incomodidad y nerviosismo.
Al día de hoy, ya cumplí con el tratamiento y mi mano volvió a su normalidad, la mano está desinflamada y no hay dolor. Ahora debo volver al hospital para que la doctora me evalúe de nuevo, tal como ella me indicó. Lo que resta es tener sumo cuidado, ya que debemos aprender de todo lo que nos ocurre en la vida para mantener nuestro bienestar y el de nuestros seres queridos.
Invito a participar en esta amena actividad a @danielajna @mariami
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Saludos a @ruthjoe por mantenernos siempre activas a través de nuestras historias
Fotos @gemamedina
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Saludos amiga @gemamedina, mira tenemos en común un gato jajaja, mi gata grisácea es idéntica a la que muestras En tu estupenda publicación. Te deseo éxitos y Bendiciones.