Un amor eterno en la cascada con Olivia Rodrigo

IMG_20250902_192112_413.jpg

Mujer imponente, basta con una mirada para hacerme soñar derrepente y conducirme por los mejores senderos de nuestro cuento.

Te ves segura de ti misma, aunque vamos al encuentro de nuestra primera cita, parece que algo dentro de ti te excita e incita a coquetear con tu galán magistral.

Ese que un universo de posibilidades y oportunidades te ha sabido suministrar, no se si somos dos polos opuestos o almas gemelas de este cuento, lo cierto es que de amor y pasión nos estamos derritiendo por dentro.

Es que como si nos estuviéramos fusionando incluso antes de llegar a este fabuloso encuentro, donde tú eres la princesa de cuentos de Hadas, y vaya que eso sí que me agrada.

Es que tu rostro todo lo expresa por cierto: imposición, dominio, autoridad, objetivo, glamour, elegancia, sofisticación, inocencia, paciencia, deseo, sensualidad, sexualidad, pasión, amor, coquetería y mucha armonía.

Simplemente soy todo lo que esperas de un hombre, soy lo que siempre soñaste, y no te importan las diferencias, todo lo dejaste a un lado para esta gran fiesta.

Cuando me acerco a ti, tu mirada no deja de estar fija, simplemente quieres comerme, morderme, tu actitud es agresiva por hacerte esperar por esta gran cita.

Me sorprende que a pesar de tu actitud agresiva no pierdes la compostura, aún mantienes la cordura de tu esencia de mujer, que me hace entender que conmigo todo lo quieres tener y obtener.

No tienes que decírmelo con palabras, pero a la vez queda claro que te has guardado para este momento indicado.

Sin embargo, tu actitud agresiva sigue estando presente, es como un reclamo por la espera del tiempo y por este maravilloso momento.

Nos abrazamos y nuestros labios poco a poco se funden y fusionan con un beso descenfrano pero a la vez mesurado, mientras y a su vez una lágrima sale de tu ojo izquierdo, yo la beso y absorbo.

Cuando de amor se trata eres una mujer de poco hablar pero sí de mucho actuar, en seguida me tomas de la mano y me llevas a un lugar ideal en este firmamento. Específicamente en los alrededores de Los Ángeles, California.

Con tu mano izquierda tomas mi mano derecha, y en tu derecha llevas tu guitarra, me subo a tu auto, conduces por una carretera con paisajes y parajes hermosos a nuestro alrededor, de pronto te detienes en un lugar secreto, estacionas y aseguras tu auto.

Me vuelves a tomar de la mano, y con tu otra mano llevas tu guitarra, me das una cesta para llevarla, estás muy feliz, tanto que corres y me haces correr a mí también.

Lo más bonito del paisaje es que disfrutas cada paso, un riachuelo de aguas cristalinas parece venir desde una cascada de agua, que parece ser nuestro destino, amo el sonido de la circulación del agua es exquisitamente envolvente, amo los árboles frondosos que veo a nuestro alrededor en el camino, con hojas verdes, y pájaros que se posan en sus ramas y adornan con sus cantos y sonidos el momento y la escena.

Poco a poco llegamos a la fuente del agua, que es una cascada hermosa, alucinante, también estamos rodeados de un jardín repleto de rosas y flores de todas las formas y los colores.

De la cesta sacas una sábana, la pones en la grama para que nos sentemos, también hay en la cesta unos alimentos, frutas exóticas y exquisitas como las fresas, las moras, duraznos y frambuesas. Tú misma me las das en la boca y yo también la pongo en la tuya.

Paralelamente a todo esto la escena se torna más sublime porque está atardeciendo, el cielo se pone de color naranja y rosa, el agua de la cascada salpica y nos cae encima, los pájaros siguen cantando y el agua cristalina por el riachuelo sigue circulando.

Asimismo, la luna ya se puede comenzar a divisar y preparada está para venirnos a alumbrar, y las estrellas también se asoman con sus estelas.

Todo parece indicado para sacar un anillo y preguntarte si quieres compartir toda tu vida conmigo, te digo: 'es evidente que eres la mujer de mi vida, no solo porque me has regalado la mejor cita, sino porque todo lo que me inspiras es perfecto es como sacado de lo mejor de los cuentos, vaya te amo y me agradas, es que tú eres mi princesa de cuentos de Hadas, tu aura es de color morado, y hueles a frutas exóticas una combinación entre la mora, la fresa y frambuesa, es que sin duda eres para mí la mejor receta'.

De pronto me percato, de cómo el ambiente y la naturaleza te han transformado, de estar agresiva pasaste a estar idílica y serena, tanto que después de decirte esas palabras, sale otra lágrima de tu ojo izquierdo y me dices: 'acepto, es incluso mejor que en todos los cuentos, es un sueño hecho realidad, claro que sí, contigo yo me quiero casar y por siempre te voy amar'.

De nuevo te beso en la mejilla pruebo tu lágrima y te coloco el anillo y yo te digo: 'Aún no tenemos el castillo pero esto es mejor porque tenemos un amor perfecto que durará en frenesí y éxtasis hasta el infinito perpetuo de todos los tiempos'.

Es ahí cuando nos abrazamos, nos acostamos y comenzamos a contemplar la luna y las estrellas que junto con el Dios creador, son testigos presenciales de esta tarde-noche donde nos juramos y prometemos amor eterno hasta el infinito de los tiempos, por siempre. Amén.

Marcelo Durán.
Licenciado en Comunicación Social.
Escritor de Artículos Periodísticos y Poemas.

Sort:  
Loading...