
MARACAIBO ES RELÁMPAGO
Maracaibo es relámpago. Así la inmortalizó Rafael Rincón
Gonzales, uno de sus grandes compositores,
llamado su pintor por el colorido de sus imágenes
en las líneas de su música. Se usan tres nombres para
designar el gentilicio de sus habitantes: Maracucho,
Marabino y Maracaibero. Hay polémicas universitarias
sobre esto. Cada uno apela a la historia, a figuras
emblemáticas que defienden una u otra posición.
A mi particularmente me gusta la palabra Maracaibera,
que le da una plasticidad, un ritmo de palmera a sus
muchachas, insustituible, ni siquiera las garotas de
Río con su movimiento de mar le dan alcance.
Si algo distingue al "Maracucho" es su sentido de
humor, de jocosidad. Hay dos personajes emblemáticos
sobre este asunto: Mamblea y Roñoquero. Ambos
son chistosos, y más que mentirosos, exagerados,
tocando la mayoría de las veces la ficción como
ocurre con los bufones en la dramaturgia.
De Roñoquero se dice que fue a la plaza de San
Pedro en Roma, y entre la multitud abrazó
al papa, y alguien preguntó: ¿Quién es ese señor
que abrazó a Roñoquero? (Risas por supuesto).
En este sentido va orientado mi texto. Una vez
visité a un amigo con el propósito de que intercediera
ante unos editores sobre la posible publicación de mis
crónicas. Me dijo que tenía, más que una crónica,
un chiste y que me lo iba a pasar para que le pusiera
algo de literatura. Esto es lo que les presento:
MIRAR LAS ESTRELLAS
María juró no creer en nada hasta que sobrevino el milagro.
Una mañana al rozar un cable mal colocado, salió disparada
a unos cuantos metros de altura. Estuvo algunas horas
inconsciente hasta que despertó en medio de una crisis
profunda. Juró no darle crédito a las cosas, salvo a la de la
corriente, como la única realidad que le había hecho mirar
las estrellas.