Bastante triste, me pareció inevitable fotografiarlo porque sólo pensaba en todas esas personas tiradas de punta a punta en la suciedad del suelo del barco, buscando descanso por las más de 12 horas de espera que arrastraban. En esa silla vacía iba la esperanza, la que todos tenemos de vivir la normalidad.
Y lo peor es que era mi escenario mientras sufria los estragos del cansancio de la espera directo en la cervical. Pase de la sanidad al malestar y sabrá dios cuantos más estaban en esa situación o peor.
Desde hace tiempo arrastro la interrogante de si somos conformistas o luchamos por adaptarnos. Yo tengo fe en la segunda.
Gracias por tu visita @ficciones.